Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2014

Narcissus poeticus.

Nunca me he sentido mejor que cuando acabaste por dejarme aquí, sin más compañía que yo misma. Te doy las gracias infinitamente. En aquel momento no supe verlo y me sentí vacía, sola, hundida, rota. Y ahora estoy aquí, más alzada y erguida que nunca, y conozco los nudos en mi mente como para deshacerlos cuando quiera. Nunca nunca más volveré a abandonarme a mí misma por recoger a otra persona de la acera. Yo soy mi única virtud y mi mejor defecto, y créeme que voy a quererme siempre. Quererme a mi manera, por etapas, a tropiezos, con risas, con llantos, con peleas y con insultos. ¿Acaso te importa? Sé mirarme al espejo y decirme lo fea que estoy esta mañana y también decirme que soy lo mejor que le podría pasar a cualquier persona. Conozco mis puntos débiles y sé cuándo tocarlos o dejarlos estar. Conozco cada milímetro de mí, aunque aún me queda mucho por investigar porque no paro de crecer. ¿Qué? ¿Jode, eh? ¿Jode que no deje de avanzar? ¿Recuerdas cuánto me odiaba, cuánto te quise?

Pero no es canjeable.

No comprendo cómo la gente puede caminar por la calle con la serenidad de que todo está bajo control. Cada día surge una idea nueva desde aquí dentro y poco a poco va afianzándose más. Hoy no es una excepción. El tiempo. Hablemos del tiempo. Pero no hablemos del tiempo atmosférico como haces cuando te cruzas desafortunadamente con tu vecino de abajo en el ascensor, no. Hablemos del tiempo, de cómo transcurre, de cómo nos asfixia, de cómo vuela de nuestros dedos y no podemos hacer nada por detenerlo. El tiempo es la única experiencia fiable que tenemos sobre la existencia de las cosas que nos rodean. Si aceleramos la imagen de un coche en movimiento acaba por desaparecer, por tanto la vista nos es inservible. Los sentidos nos engañan, el tiempo es nuestro sustento para sentirnos reales. Pero a la misma vez que el tiempo nos hace sentirnos eternos nos va matando. ¿Quién no ha sentido alguna vez que le faltaban horas en el día para hacer todo aquello que quería hacer? Hoy mismo me he l

Quédate con quien te haga sentir vivo.

No voy a perder la magia de sentirme viva. No voy a dejar morir a mis monstruos, a esos que me van matando poco a poco por dentro y sin hacer ruido. No voy a permitir que mis sueños se vuelvan transparentes o que mis metas cojan un triste color gris. Estoy aquí... Voy a hacerme notar. No volveré a dejar morir mis ganas de ti, ni mis ganas de mí, ni mis ganas de morir. No voy a parar de hacer todo aquello que me recuerde que no estoy parando de subir. No voy a dejar de escribir con los ojos cerrados como estoy haciendo ahora. Simplemente quiero dejarme llevar... Dejar que me sacuda el peso de mis palabras y darle un sentido a todo lo que me rodea. No cesar en mi lucha por encontrar un camino que seguir pero sin ninguna meta a la que llegar. Voy a ser siempre yo, pese a quien le pese. Y no recordaba el bien que le hacía esto a mis sentidos, lo claro que se veía todo cuando mis dedos empezaban a moverse sobre este viejo teclado. Créeme, voy a hacerme notar. No puedo ser invisible ni un

¡Guerra!

Es ese justo momento en el que me encantaría que lo entendieses y no sé cómo explicártelo. Intenta poner atención... No es que esté vacía y no tenga sentimientos, es que mis sentimientos están asustados, enjaulados en la cárcel del miedo y con un esparadrapo en la boca. Me encantaría demostrarte todo lo que puede generar una sonrisa, una mirada de reojo. Pero es que no sé cómo hacerlo. No sé cómo salir de aquí, de este paradero asfixiante donde todo lo que quiero hacer o decir me da miedo y me hace querer desaparecer. No, no me lo preguntes, no sé a qué tengo miedo exactamente. Sí, lo sé, no debería de temer a nada, porque de todas formas, ¿qué más da? No debe preocuparme lo que piense la gente, ni lo que pienses tú, ni lo que piense yo. Conozco el discurso. Pero la teoría suele fallar al aplicarla, y la práctica está siendo un absoluto desastre... Júzgame si quieres, no puedo controlar lo que gire en tu cabeza sobre mí. Nunca pienses que el problema es que no me preocupo por ti, por

El gran dictador.

 "Lo siento. Pero... yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas. Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado, sentimos muy poco. Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades la vida

No, o tal vez sí.

"...No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe... No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca. No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma. No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música. No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y sienta un inmenso horror por las injusticias. Una que no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo. No te enamores de una mujer intensa, lúdica, lúcida e irreverente. No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no,

Necesidad o ambición.

Aprendí a escribir sin lluvia y sin olor a café, pero por mucho que el tiempo pase no consigo escribir sin tenerte aquí. Hoy han vuelto la lluvia y el olor a café a mi lado, y yo pensé que sería más fácil hacer fluir las letras. Volví a equivocarme... No me valen si no te tengo a ti. Nunca fui de capaz de aceptar nada a medias. Lo necesito todo, todo, todo y todo eres tú. Sé que no me conoces pero tiendo a ser así, caprichosa y obsesiva. Yo tampoco te conozco pero espero que no esperes que cambie ni una milésima por mí. Ya no tengo una musa que me inspire dolor y me haga escribir cerrando los ojos, me falta esa parte y no sé si buscarla o dejar que me encuentre, pero estoy al borde de desesperarme. No podré seguir sacando mil ideas irrelevantes sobre una cuestión filosófica innecesaria por mucho tiempo. Date prisa.

You look as if you're going somewhere.

Imagen
Sentirse solo es sentirse vacío. La soledad puede interrumpir tu alma incluso cuando estás en una habitación abarrotada de ojos que te miran y te desnudan. La soledad llega cuando das todo lo que tienes a alguien que no sabe apreciarlo y lo arroja contra el suelo, y te deja vacío, y te sientes solo. Lo que más soledad me ha hecho sentir no es perder a alguien que algún día fingió quererme; la soledad más absoluta es perderte a ti mismo. Dejé ir contigo todo aquello que me pertenecía: he perdido mis complejos en tu habitación, mis sueños entre tu pelo, mis ganas en tus caderas... Devuélvemelo todo, y te dejaré en paz, y yo dejaré de sentir este vacío transformarse en soledad.

Lluvia sin nubes.

A partir de este justo y preciso instante, os es concedido el poder de golpear en la cara (o en las posaderas) al primer humano ignorante que os diga "sonríe, no llores, estás más guapo/guapa cuando sonríes, nadie quiere a una persona triste". Los pasos a seguir son sencillos: ignorad sus palabras, golpead la parte de su cuerpo que más rabia os dé y, después, llorad en su cara y demostrad a todo el mundo que las personas tristes también pueden ser hermosas. ¿Qué hay de malo en llorar? Llorar es liberar con las lágrimas los sentimientos más oscuros que viven en nuestra mente, dejarlos ir sin mirarles a la cara. ¿No amáis la sensación de libertad que se queda en vuestro cuerpo tras haber llorado? Los ojos más bonitos que he visto jamás son propensos a las lágrimas y las sonrisas más hermosas suelen ser las más tristes. La lluvia es necesaria para hacer crecer las flores, las lágrimas son necesarias para hacer crecer el alma. El sol alimenta nuestros cuerpos, tampoco dejes que t

... por favor, no tardes.

Tenía los labios negros y la sonrisa más brillante que cualquiera. Sabía abrazar con los ojos a diez kilómetros de distancia. Convertía las nubes grises en nubes de color lila y rosa claro, y hacía de cualquier momento un inolvidable amanecer. Yo lo miraba y el mundo que conocía parecía evadirse a otro, y podía volar sin levantar los pies del suelo, y me sentía levitar sobre las cabezas de la gente corriente. Me hacía sentir única, especial, diferente, inmensa. Viví con miedo a su lado, porque pensé que cuando se fuera se llevaría todo aquello consigo. Así somos, subimos pensando en la bajada. Pero él nunca fue corriente, nunca fue lo que esperaban de él, así que no lo hizo. Me regaló todas aquellas sensaciones y cuando estoy triste o me apago sin un motivo aparente puedo darle al botón de reiniciar y me renueva la energía. Ha hecho que mi autoestima sea reciclable y nadie en el mundo sabe hacer eso. Ni siquiera sé a quién estoy escribiendo, ni siquiera sé si se ha ido, pero sé que sig

Tormenta.

El viento lleva el color de unos ojos: los míos. Me veo reflejada en las ventiscas de otoño, en los árboles moviéndose y las hojas en el suelo, las tormentas que se hacen eternas, las nubes que dicen que va a llover pero que luego se alejan y dejan salir el sol. El calor que no es calor y el frío que no es frío. En este tiempo me encuentro a mí misma, a mi verdadero yo, y me confundo con la niebla y me dejo llevar por el aire de otoño.  Este tiempo recuerda al caos, ¿y qué soy yo si no eso?

Lluvia de insensatez.

¡Hola mamá! Tenías razón, aún me quedaban unos centímetros por crecer... Por culpa de este última estirón las realidades objetivas se me están quedando pequeñas, y estoy cubriéndome con mundos que nunca alcancé a imaginar. Tienen colores muy brillantes y formas a las que aún no les veo sentido, pero me siento realmente cómoda en ellos, me quedan holgados y son calentitos. ¡Qué descubrimiento! He sentido estallar una bomba en mi cerebro cada vez que una nube se movía y me recordaba el paso del tiempo. Qué a gusto se está aquí dentro, donde no tengo que buscar sentido a nada. Todo está dando vueltas, mamá. Ahora tengo miles de preguntas que no tienen sentido y no sé si tienen respuesta, pero si la tienen ¡no me interesa! ¿Qué más dará? Es más divertido así, viendo la vida desde ángulos irreales y subversivos, donde nada tiene sentido y nadie tiene importancia, y los colores son nuevos y diferentes ¡y sus ojos no saben verlos! ¡Pero yo sí que sé! No tengo miedo a nada, solo pienso en sent

Falsas expectativas.

Lágrimas con sabor a dolor de ilusiones perdidas. Es el problema que acarrean las falsas expectativas, la siempre estúpida creencia de que todo irá mejor un día y que ese día será mañana o, como muy lejos, al siguiente. Todo el mundo dice que el verano es lo mejor que tiene el año, tienes tiempo para salir y divertirte y tu mayor preocupación es la crema protectora. Hoy es el último sábado de el verano, y solo puedo decir que he tirado tres meses de mi vida a la basura. Esperaba tantas cosas de este tiempo, tantas, tantas... ¿Y qué he conseguido? Nada. El último sábado del verano, hay fiestas por todas partes, yo tengo la casa sola para mí y podría estar fuera hasta varias horas después del amanecer pero, ¿qué estoy haciendo? Escribir en un ordenador sucio a la vez que empapo un pañuelo en lágrimas. No sé qué hacer, estoy perdida, hundida, sola. Mi cuerpo vive pero mi alma murió hace tiempo. Todo el mundo tiene algo (o alguien) por quien moverse pero, ¿qué me queda a mí? No puedo segui

Aguasal.

Qué bien sienta ayudar a todo el mundo, estar ahí para escuchar sandeces y más sandeces que la gente se empeña en llamar "problemas", solucionar cualquier mínimo imperfecto en sus vidas. Sienta tan bien. Sobretodo sienta bien cuando después de haberte entregado en cuerpo y alma a alguien que requisaba tu ayuda llegas a casa, y te sientas en la cama, y el silencio te absorbe y la soledad te hunde. Te das cuenta entonces de que estás solo rodeado de mil personas, porque no hay nadie que sepa escuchar el grito de tus ojos. Siempre estás ahí para el mundo pero, ¿cuándo está el mundo ahí para ti? Nunca. Qué frágil la vida, ¿verdad? Si no tomara la dosis adecuada de pastillas hoy, si las mezclara con algún licor barato, si un cuchillo se resbalase en mis muñecas treinta y seis veces... La soledad es preciosa para descubrirte y reinventarte a ti mismo, pero cuando después puedes contarle todo esto a alguien. La soledad es como la prohibición pero al revés; nos gusta si no nos la imp

De lo que tengo - Sergio R. Franco.

"tengo un mal  una enfermedad una afección  una dolencia un trastorno  un desarreglo un achaque y un diccionario  de sinónimos"

Volar con alas rotas.

Bajo la tinta de un boli gastado vuelan golondrinas de color azul, sin más futuro que las páginas arrugadas con desinterés por el tiempo soez y sus aires de superioridad, con ganas de echar a volar y sobrepasar los cielos y llegar hasta las nubes más altas que se han separado del resto para sentirse vivas. Me gustaría susurrarles que se olviden, que están encadenadas y condenadas al fracaso pero no me oyen, no pueden oírme. Y entonces me doy cuenta de que las palabras en forma de golondrina que aquí se agolpan no son más que yo misma, encaramada a un mundo de papel que no me pertenece, sabiendo que no estoy viva y que nunca podré estarlo pero conservando el sueño inútil de volar algún día.

O miseras hominum mentes.

El universo es un gran desconocido para el ser humano. El ser humano tiene conciencia sobre sí mismo y su existencia: "Pienso, luego existo". Tiene capacidad de tener esa conciencia, piensa y sabe que piensa, pero, ¿es capaz de conocer todo lo que le rodea? Definitivamente, no. El cerebro humano no está preparado para controlar el universo entero, ya que solo somos una partícula minúscula en medio del infinito. Aún así vivimos como si lo supiésemos todo, cuando solo sabemos teorías basadas en experimentos más o menos reales, pero quién puede probar la existencia de todo esto. Nos sentimos enormes cuando no llegamos a ser nada. Tenemos capacidad de hacer de nuestra vida algo impresionante, pero eso mismo sigue significando nada, no somos más que polvo que un día una especie mayor soplará sin molestarse. Somos perecederos. Llamamos vida a lo que en realidad solo es subsistencia. Indagamos en lo que no tenemos capaz de conocer. Pero no podemos reprocharnos nada, porque es de lo

La plenitud se confunde con el vacío.

Ocurre que estamos tan llenos de cosas que no somos capaces de verlas. Todos esos miedos, esos monstruos, esos versos, esas lágrimas, esos recuerdos, se apilan delante de nosotros y nos impiden ver qué hay detrás. Entonces solo vemos una montaña de mil cosas y creemos que no hay nada, que solo estamos mirando al vacío. Es tan cierto eso que cuentan de que a veces tenemos las cosas justo delante de nosotros y no sabemos reconocerlas... Ese es nuestro error, nos creemos ciegos pero en realidad todo lo que ocurre es que no queremos ver o no sabemos elegir. De toda esta montaña que tenemos delante, ¿qué puedo coger para seguir mi camino? Tal vez simplemente deba dar una patada al montón de cajas y derrumbar su cuidadosa estructura, pasar por encima y no volver a mirar atrás. También nos queda esa opción. Tal vez lo que deba hacer es guardar en una caja todas esas cosas que no quiero volver a ver y después quemarla, y tirarla al mar donde nadie pueda encontrarla jamás y no sufrir sus desper

El nombre de las cosas.

No lo llames orgullo, por favor. No es orgullo, es inseguridad, es miedo al fracaso, miedo al rechazo. Tiré mi orgullo a la basura y hace mucho que pasó el camión que recoge los desechos de todas las calles. Pero mi inseguridad es como una lapa en una roca, se ha pegado a mi piel y no se va, no me deja moverme, mi impide avanzar con destreza y ni siquiera puedo intentar arrancarla porque me llevaría mi propia a piel a tiras. Si entiendes lo que digo te pido que no sientas pena por mí, ni siquiera rabia, simplemente cierra los ojos y vete. Cuando los abras estarás frente a alguien que sepa tener el coraje para decirte que vales la pena.

Nunca fui una estrella, pero también voy a explotar.

Esa fracción de segundo en la que me doy cuenta de que mi vida es una mierda, una causa perdida, un barco sin rumbo, un cigarro apagado pero que aún así se consume. El momento justo en el que me doy cuenta de que nunca nadie me ha querido, de que todo han sido solo mentiras, falsas ilusiones que no debí creerme. La gente me reemplaza con la misma facilidad (y frialdad) con la que se le quita un chupón a un niño. Y en ese justo momento que es este, en el que estoy escribiendo esta mierda sin sentido, miro atrás y me doy cuenta de que estoy igual o incluso peor que como estaba hace unos meses. No he conseguido avanzar, solo he conseguido estancarme. A veces siento que me he hundido en unas arenas movedizas y que por más que intente salir más me hundo, que mi única salvación es quedarme quieta y esperar a que alguien me lance una cuerda para poder salir, pero ese alguien nunca va a llegar y entonces simplemente voy a quedarme aquí, parada, hundida y desesperada. Y a nadie le importa. Siem

A quince mil kilómetros del recuerdo.

Encontré mil desventajas en tenerte y aún así lo seguí haciendo. Me he equivocado tantas veces contigo y tú sigues aquí, y yo no logro encontrar un por qué. Hay veces que simplemente me gustaría dar marcha atrás y apartarme de tu camino mucho antes de que tú intuyeras que yo estaba ahí, pero he acabado asumiendo que no hay vuelta de hoja y me está asfixiando. Quiero pedirte perdón, pediros perdón a todos, pero no sé ni por qué debería disculparme. Siempre tuve buenas intenciones y todo salió al revés. Ojalá nunca hubiese pasado, ojalá. Si tu lo sientes, imagina lo que siento yo. Mil bombas estallando en mi cerebro y expandiéndose hasta mi corazón, intentando que pare y no, no para, se esfuerza en seguir latiendo. Mis latidos ya no tienen ritmo, solo suplican un perdón entre golpes desacompasados y el traqueteo propio de un tractor antiguo. Os habéis llevado todo de mí, todo lo que creí tener. No fuisteis nada más que yo en otros en ojos, y no podéis entenderlo. No podéis entender mis d

Cambios.

Cuando tus demonios se convierten en tus mejores amigos y entiendes que ya nunca vas a dejarlos ir y que, aunque sea triste, son ellos los únicos que van a permanecer siempre a tu lado. Aunque duela, lo que más importa es eso, tener algo a lo que poder recurrir siempre que nos sintamos solos. Y mi mente es tan contradictoria que mi mejor amiga en los momentos en los que me siento sola es la llamada soledad. Al llegar aquí me he dado cuenta de que no eres tan terrible como te pintan, solo que tienes una belleza un poco retorcida y que cuesta ver, pero cuando la ves te enamoras de sus rasgos lúgubres y así te enamoras de ti. No te queda nada más que tú, ¿y qué? ¿No es suficiente? Disfruta cuando estés solo, la gente viene y la gente va, pero tú eres lo único que estará contigo siempre. Confía más en ti, y menos en las personas.

Adaptación inmoral.

En una carretera con tantas curvas como mi vida es imposible encontrar un tramo en línea recta, siempre será así: inestable, sin sentido, sin dirección, sin un lugar al que llegar. Simplemente se mueve con la tierra, recorre sus surcos e intenta adaptarse a cada lugar, a cada clima, a cada ambiente. Si no sabes quién eres, ¿cómo vas a saber dónde estás? Ya no duele tanto. Tengo concepción sobre una parte de lo que soy, pero nunca lograré el cien por cien, porque no soy el cien por cien. Solo soy un pedazo de materia sobreviviendo en este caos, intento aferrarme a las cosas que más pesan para quedarme en algún sitio, pero finalmente el viento me aleja de todo y creo que en el fondo es lo que necesito. No consigo hallar un resultado, pero creo que encontrarlo sería algo improductivo. Es mejor vivir haciéndose preguntas sin hallar respuesta, porque así nunca te cansas de las curvas.