Tormenta.

El viento lleva el color de unos ojos: los míos. Me veo reflejada en las ventiscas de otoño, en los árboles moviéndose y las hojas en el suelo, las tormentas que se hacen eternas, las nubes que dicen que va a llover pero que luego se alejan y dejan salir el sol. El calor que no es calor y el frío que no es frío. En este tiempo me encuentro a mí misma, a mi verdadero yo, y me confundo con la niebla y me dejo llevar por el aire de otoño.  Este tiempo recuerda al caos, ¿y qué soy yo si no eso?

Comentarios

Entradas populares de este blog