Lluvia de insensatez.

¡Hola mamá! Tenías razón, aún me quedaban unos centímetros por crecer... Por culpa de este última estirón las realidades objetivas se me están quedando pequeñas, y estoy cubriéndome con mundos que nunca alcancé a imaginar. Tienen colores muy brillantes y formas a las que aún no les veo sentido, pero me siento realmente cómoda en ellos, me quedan holgados y son calentitos. ¡Qué descubrimiento! He sentido estallar una bomba en mi cerebro cada vez que una nube se movía y me recordaba el paso del tiempo. Qué a gusto se está aquí dentro, donde no tengo que buscar sentido a nada. Todo está dando vueltas, mamá. Ahora tengo miles de preguntas que no tienen sentido y no sé si tienen respuesta, pero si la tienen ¡no me interesa! ¿Qué más dará? Es más divertido así, viendo la vida desde ángulos irreales y subversivos, donde nada tiene sentido y nadie tiene importancia, y los colores son nuevos y diferentes ¡y sus ojos no saben verlos! ¡Pero yo sí que sé! No tengo miedo a nada, solo pienso en sentir, en irme lejos sin saber dónde voy a llegar. Ah, mamá, casi lo olvido, he tirado aquella bicicleta tan fea con cestita que me regalaste. Lo siento, pero no puedo ir a las nubes con tu bicicleta y la tierra se me está quedando pequeña. Estoy intentando encontrar alguien que tenga un cohete, y que cuando le pida que me lleve a las nubes me lleve a las estrellas y no me deje bajar. Sí, lo sé, estoy intentando encontrar lo que en realidad no busco a la vez que busco lo que digo que no quiero encontrar. Ya sabes que nunca fui de aceptar las cosas como me las daban. Todos sabíamos que esto era inevitable, estoy cansada de decírtelo; mi mente no es un rompecabezas con solución, es un cuadro de arte vanguardista. ¿Sigues pensando que me he quedado anclada en los años sesenta? La época en la que yo vivo no existe más que en mi mente, no intentes ubicarla porque yo siempre estoy fuera de sitio. Oye, dile a quien tú sabes que me deje en paz y venga a buscarme pronto, que no quiero verle jamás y lo necesito tanto como el respirar. Que no se te olvide olvidarlo, ¿vale? Ahora creo que voy a seguir esperando. ¿Que a qué? Buena pregunta. Lo sabré cuando llegue.

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