Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2019
Hoy no sentimos el apego con el mundo real. No padecemos el frío, ni el calor, a penas notamos que la lluvia escasea, que los fuegos se extienden incontrolables y que la gente muere de soledad. Los avances en comodidad han resultado ser un retroceso en humanidad. Estamos desconectados del mundo. Sabemos lo que ocurre, lo sabemos porque lo vemos en televisión, lo escuchamos en la radio cuando vamos de un lado a otro, pero no somos conscientes. Y esto ha ocurrido de pronto, como de la noche a la mañana, porque la gente de solo una generación atrás aún es capaz de ver los detalles que son ajenos a la vista y sentir la empatía de quien ha crecido con límites. ¿Dónde está el equilibrio? Ahora todos los niños se crían con un móvil, un desapego de la realidad y una gran falta de saber estar y saber sentir, porque están siendo criados por una generación que se crió en la absoluta indiferencia. Ya no sé dónde ver esperanza, sólo espero no verme nunca reflejada en ese espejo.
He encontrado una paz en la esperanza que nunca imaginé. Ya no me importa el golpe, me dejo mecer. Ojalá lo hubiese sabido antes.
Sintetizando mucho y demasiado, mis días al final se dividen en dos: los que acaban dejándome la sensación de ser completamente diferente a todos los demás y los que acaban haciéndome sentir que soy igual que el resto. Los primeros me dan la vanidad de creerme especial y los segundos me dan compañía incluso en soledad. El equilibrio se encuentra en los sitios más extraños.
Aunque ya no lo parezca, lo que me hace más feliz son las relaciones íntimas y próximas, la cercanía, la complicidad, el no tener miedo a decirte que anoche estuve hasta las 3 pensando en situaciones que me abruman y que nunca pasarán. Aunque no te lo parezca, hubo un tiempo en el que quise confiar, pero al final me arrancaron capa a capa la esperanza del alma. Solo algunos de mis esfuerzos llegaron a buen puerto y me mantienen las ganas de seguir navegando, de seguir pensando que no soy la última romántica y que habrá más gente que nosotros en el mundo pensando estas palabras y guardando fidelidad, esperando para ser entregada. Me han hecho sentir irracional por sentir profundo, por querer hablar de lo que siento cada segundo, por no quedarme en la superficie. Pero también me han hecho sentir que tiene un sentido y que no debería cambiar por no ser lo que en realidad no quiero ser. Ahora que las cosas cambian tanto cada año, y cada segundo, como un cristal que estalla en mil pedazos
Ahora que las palabras están vacías de sentido, lo que guía mi ánimo es hacia dónde gira tu cuerpo, tus huellas en la arena, el aire que mueves al moverte. Ya no sigo tu voz, sigo tu camino.
Al mundo le importa más lo que haces, lo que dices, pero a mí me queda lo que siento y no hay mayor soledad.
Llenos de relaciones vacías y rezumando mediocridad, así los veo. Por eso a ti, te guardo como el mayor de los regalos.