Entradas

Mostrando entradas de julio, 2014

Los Planetas.

" Si estaba loco por ti, me preguntaste un día, si estaba loco por ti. Maldita lengua la mía cuando le dijo que sí a quien no lo merecía. Me puse a beber un día, de la fuente del saber me puse a beber un día. Y sólo logré entender que no hay filosofía que pueda entender. Nada tengo que envidiarte, tampoco que agradecerte, nada tengo que envidiarte. Si me entero de tu muerte, ya diré que en paz descanses, y si vives, buena suerte."

No te olvides.

Duele olvidarse del olor de tus recuerdos, del color de tu pasado. Dejamos esos momentos espacio-tiempo desvanecerse en el aire y verlos desaparecer de las yemas de nuestros dedos, sabiendo que ya no van a volver. Duele desprenderse de esa parte de ti, pero hay que hacerlo porque su peso nos impide seguir avanzando. Hay recuerdos a nuestra espalda que pesa demasiado llevar y no queda otra que soltarlos para seguir adelante. Pero prometo recordar que una vez te recordé, para dejarte morir en mi mente pero nunca nunca en mi alma. Una parte de mí siempre querrá tenerte cerca.

No podemos huir de nosotros mismos.

Miré en lo profundo de sus ojos y el miedo invadió cada poro de mi piel. Di unos pasos hacia atrás con la cara impregnada en miedo y sudor. Me giré dejando a mis espaldas aquel espanto y rompí a correr y a llorar al mismo tiempo. No quería volver a verlo. Por fuera parecía simple y sencillo, pero por dentro era un pozo oscuro lleno de dudas y de heridas que no se podían curar. Miré hacia atrás para ver si me había alejado lo suficiente y entonces vi esos ojos ahí de nuevo, pegados a mi nuca, tan cerca como en el primer momento. Empecé a correr más fuerte pero no, no hubo manera, dondequiera que fuese allí estaba. Siempre me atormenta, siempre me hace temblar. No quiero volver a ver sus tinieblas, y estoy dispuesta a disparar en su sien si es necesario.

Adiós: el punto final de una historia demasaido larga.

Si no quieres volver a verme tendrás que cerrar los ojos, porque no pienso moverme de aquí. Tú eliges. ¿Vas a quedarte ahí toda la vida? Solo eres aire que mueve el viento, que no se queda nunca en un sitio porque no tiene conciencia sobre lo que es. Tus aires de superioridad no me engañan, puedo ver el miedo en tus ojos porque es como mirarme al espejo. Cuando vuelvas tal vez yo ya no esté, tal vez me queden segundos para marcharme. Te aconsejo que pienses con rapidez y firmeza, y te aconsejo también que dejes de ser lo que dicen que eres porque eso no es ser tú. Te has acostumbrado a vivir tragando estupideces sobre ti, y nunca piensas un por qué. Solo escuchas a quien te quiere destruir. Autodestruirte es dar ventaja a tus demonios, así que piensa bien tus siguientes pasos. Me echarías de menos si me fuese ahora, ¿a quién pretendes engañar? Solo te engañas a ti, porque el resto vemos tus huecos internos con la más clara nitidez. Pero para ti ya es tarde y no lo ves, el tiempo pasa y

Como un asno.

Creo que no me arrepiento del camino que escogí, aunque a veces no esté demasiado definido y me pierda. Siempre cuesta abrir un sendero por el que nadie había pasado antes, pero vale más la pena que pisar por el que ya han pasado miles de personas. Mientras más esfuerzo exija, mayor será la recompensa. Pero, ¿quiero esa recompensa? Tal vez no. Qué más da, ya no puedo dar la vuelta. Me tocará seguir avanzando a duras penas, soportando esta carga que me pesa y que me cuesta llevar, pero que no puedo abandonar en un lado del camino así sin más. Solo sé que el día que el camino desemboque en algún pantano, tendré fuertes músculos que harán que no me ahogue y pueda seguir mi camino a nado.

¿Qué hacer?

Cuando todo el dolor se junta, cuando todos los miedos se agolpan, cuando todos mis demonios hacen un pacto y se ríen dentro de mí, cuando fuera de mi mente la cosa no está mucho mejor, cuando duele hasta el punto en el que sé que es real, cuando no sé cuál será mi siguiente paso, cuando no puedo avanzar porque cada paso es un tropiezo, cuando empiezan a faltar números para contar mis decepciones, cuando no puedo confiar ni en la gente ni en mí. Dime, ¿qué hago?

No puedo.

No puedo ni preocuparme de lo que me preocupa porque otras cosas rondan mi mente y me asfixian. No puedo ni decir lo que siento porque entonces me vería más sola de lo que ya me veo. No puedo ni ser yo misma porque no sé lo que soy. No puedo ni saber qué me conviene porque veo todo demasiado borroso. No puedo dedicarme a lo que me gusta porque no encuentro las ganas. No puedo ni volver a ser yo misma porque me he olvidado de dónde me escondí. No puedo ni salir de aquí porque una parte de mí quiere seguir hundiéndose. No puedo ni aceptar los halagos porque los siento burlas que se me clavan como agujas. No puedo ni sentarme a comer sin tener ganas de llorar. No puedo ni dormir tranquila sin tener pesadillas que me perturben. No puedo ni llevar una vida normal sin tener recaídas. No puedo ni seguir fingiendo ser fuerte porque se me están agotando las fuerzas. No puedo ni seguir... No puedo.

No, no se van.

Y es que aunque yo quiera pensar lo contrario, sé que hay cosas que la gente nunca va a entender ni se va a esforzar por hacerlo. Nadie va a entender el por qué de las sudaderas de manga larga hasta el mes de junio, los pantalones largos en pleno verano, los desmayos, los mareos, las cicatricez, las uñas moradas, la caída del pelo, las tripas que rugen o yo qué sé qué mas. Y quien lo entiende no puede ayudar. (Si lo entiendes y me lees pon "azul" en un comentario o en mi ask: ask.fm/strwythvn) ¿Qué me queda, entonces? A quien puedo pedir ayuda, no ayuda, y a quien puedo pedirla, no entiende. Es un rompecabezas, un juego sin sentido, una cruz que no soporto llevar, un martirio. No puedo ni ponerle nombre. No sé qué soy. No sé por qué escribo esto. No sé cuándo va a acabar pero espero que sea pronto.

No se van...

Llegó el momento. Ahora toca sacar a la luz lo que es real y dejar de vivir escondida entre sombras, salir de este armario que se está inundando de problemas y dejarlos volar como pájaros negros que tapen la luz del sol por más de un momento. No puedo seguir aquí encerrada tragando yo sola todo esto que me ahoga, me aprieta en el cuello y no me deja respirar, pero nunca llega a matarme y eso me desborda, me saca de mis casillas. Por cualquier cosa salgo de mis casillas. Y no sé por dónde empezar a sacar esto, de donde tirar para que salga poco. Es demasiado lo que hay aquí... ¿Pido ayuda o sigo escondiéndome de mis demonios?

A unos labios.

Hoy no quiero frecuentar la profundidad de mis demonios. Hoy no vengo a compartir el desaliento de mis ojos. Hoy vengo un poco más abajo de la mirada, hoy quiero hablaros de los labios. Ver la belleza en lo simple es el primer paso para ser feliz. Donde nacen grito y susurro, donde salen los mordiscos que erizan la piel y los besos que calman el alma. El rojo y el rosa se funden en dos curvas figuras gruesas que incitan a perderse. Desvelan secretos, pero saben mentir muy bien; menos cuando se juntan con otros iguales a ellos. Es imposible mentir al besar, da igual que los labios sean más finos o más gruesos, más rojos que rosas o más dulces que agrietados. No existe lo horrible entre las comisuras, los labios saben hacerlo todo más hermoso, como con magia. La paz y la guerra conviven entre las grietas. Las lágrimas saladas se funden con las sonrisas más sincera. ¿El centro de una persona es el ombligo? No, el centro de una persona son los labios. Los he visto de tantas formas, en ta

¿Lectores? ¡Ayuda!

Hoy necesito que vosotros los que me léeis (si es que me léeis) participéis conmigo en mi blog. No sé cómo enfocar esto, pero quiero hacerlo. Os propongo algo: dar una definición objetiva sobre mí. ¡Ojo! He dicho objetiva, esto implica una crítica. Sé que definir es limitar, pero tampoco soy tan extensa. ¿Por qué os pido esto? Porque quiero saber la imagen que os transmito y ver si se asemeja a lo que yo interpreto de mí misma. Es decir, comparar realidades, porque cada día más me doy cuenta de que nadie a mi alrededor me conoce y, tal vez vosotros sí lo hagáis ya que mis palabras dicen más que mis gestos. Me sorprenden las palabras de afecto que me llegan a diario. No puedo entenderlas. La gente me ve cómo algo que creo que no soy, no soy tan increíble como me definís, cómo me idealizáis. No sé si el error es mío o sois vosotros los que estáis ciegos, no sé si soy demasiado terca o vosotros demasiado subjetivos. Nunca me paré a pensar en esto, en la imagen que podía transmitir. Pero

Pero, a veces... está más solo.

Uno siempre está solo, pero a veces... está más solo. ¿Sabes? Yo no lo sé. No sé por qué me aterra tanto todo esto. Creí haberlo asumido, pero hay veces que renace y vuelve a doler. Por un motivo, por otro... Empiezo a pensar que estoy avocada al fracaso aunque corra lejos de aquí. Nadie sabe nada de todo esto, pero tampoco me atrevo a hablar. Me tartamudea la voz, me tambalean las piernas y solo soy capaz de esbozar una sonrisa y seguir fingiendo. Soy buena en fingir, o eso me está diciendo el tiempo, porque nunca nadie se ha dado cuenta del terror en mis ojos o del miedo en mis labios. Supongo que será la inercia de la que tanto se habla, esa que se generó en el big bang que formó este caos y que hace que todo siga sin esfuerzo. Ojalá pudiera olvidarme de esa inercia y no seguir. La mirada dice mucho de una persona y cuando alguien la mira puede saber qué esconde. Hay miradas que esconden más que otras, y hay algunas que saben esconderlo mejor. Él miró sus ojos y vio el odio inte

Tormenta.

He vivido tanto tiempo hundiéndome en el fango, luchando por salir y a cada patada hundirme más, como en unas arenas movedizas. Ha sido mucho tiempo sin sentir ni un solo rayo de sol en la cara, solo los reflejos de la luz de la bombilla tenue del pasillo que daban en un cristal. Nunca tuve la esperanza de ver el arcoíris porque pensé que la tormenta sería eterna. Y aún no sé cómo acabará esta historia, porque estoy viviendo a etapas que no sé si son verdades o mentiras. Hay días que veo los nubarrones gris oscuro en el cielo de mi cuarto y sé que son reales, sé que están ahí. Pero hay días que me despierto y creo ver el sol, pero no sé si es que mis demonios me está dando una tregua o de verdad se acabó la pesadilla. No, ya no lo sé... Acabo confundida cada noche y cada vez duele más pensar (y no hablemos de lo que duele sentir). Ando desorientada buscando un camino pero no sé ni en qué dirección buscar. La niebla me impide ver con nitidez y ya no sé cómo apartarla. Tal vez necesite a

¿Quién eres?

¿Sabes? Hay tantas cosas que sencillamente suponemos y asumimos sin tener en cuenta. Vamos asimilando, tragando conceptos que nos tejen como una telaraña y que nos constituyen, sin tener ni idea de por qué. Sin decidir si somos esto o somos lo otro, y acabamos siendo lo que asumimos que somos y no lo que exteriorizamos. Deberíamos crecer desde entro y echar raíces hacia fuera que nos sujeten bien en el suelo. Pero no crecemos así, no. Crecemos interiorizando causas externas que no tienen nada que ver con lo que somos ni con lo que queremos ser, y que nos confunden hasta el punto en el que no podemos seguir pensando y olvidamos lo que somos. Ese pequeño rincón de nuestro interior en el que vive lo que realmente somos se va apagando poco a poco, como hundiéndose en sí mismo. Y es tan difícil hacerlo crecer, renacer, resurgir de sus propias cenizas. Lo es porque ni siquiera sabemos que está ahí, se nos olvida por la presión externa del qué dirán. Pero un día te miras al espejo con tanto t