Nunca fui una estrella, pero también voy a explotar.

Esa fracción de segundo en la que me doy cuenta de que mi vida es una mierda, una causa perdida, un barco sin rumbo, un cigarro apagado pero que aún así se consume. El momento justo en el que me doy cuenta de que nunca nadie me ha querido, de que todo han sido solo mentiras, falsas ilusiones que no debí creerme. La gente me reemplaza con la misma facilidad (y frialdad) con la que se le quita un chupón a un niño. Y en ese justo momento que es este, en el que estoy escribiendo esta mierda sin sentido, miro atrás y me doy cuenta de que estoy igual o incluso peor que como estaba hace unos meses. No he conseguido avanzar, solo he conseguido estancarme. A veces siento que me he hundido en unas arenas movedizas y que por más que intente salir más me hundo, que mi única salvación es quedarme quieta y esperar a que alguien me lance una cuerda para poder salir, pero ese alguien nunca va a llegar y entonces simplemente voy a quedarme aquí, parada, hundida y desesperada. Y a nadie le importa. Siempre es igual, siempre ha sido así. Salgo de casa con mi mejor sonrisa esperando que alguien venga, me anime y me haga sentir que valgo la pena y al final lo único que ocurre es que me toca a mí ser la que anime al resto, a pesar de tener un nudo justo al lado de las cuerdas vocales que a penas me permite hablar. No es que no me guste ayudar a la gente, más bien al contrario. Pero, ¿quién me ayuda a mí? Y entonces vuelvo a casa con la moral hundida, con ganas de desaparecer, con el estómago rugiendo, con lágrimas en la cara y escribiendo mierdas como esta en redes sociales donde tampoco a nadie le importo, y encima solo hago que mil personas lean lo patética y aburrida que es mi vida, para obligarles a animarme un poco detrás de un anónimo y no sentirme tan mierda. A veces me odio porque dedico gran parte de mi tiempo a escribir aquí, en twitter o en ask o en alguna parte, y me doy cuenta de que solo acabo enseñando mi lado triste, porque el lado alegre lo reservo para personas que solo me hacen el vacío. Soy gilipollas. Y ya vuelvo a llorar. Hoy apenas dos segundos después de abrazar a alguien realmente importante para mí y decirle que todo iría bien, he entrado al portal de mi edificio y me he echado contra una pared a llorar. Conforme hablaba me daba cuenta de que todo el mundo se ha enamorado alguna vez, ha querido a alguien o alguien le ha querido. Yo no tengo nada. Solo tengo mis palabras tristes, y cada vez es más difícil hacer que cobren algún sentido. Lo he perdido todo, no me queda nada y no sé por donde seguir. Llevo atascada en este punto del camino tanto tiempo que creo que nunca saldré de aquí. Y escribo esto donde nadie me lee, porque en parte no quiero molestar a nadie con las secuelas de mi triste vida, por otra parte no quiero hacerme sangrar y necesito tener las manos ocupadas, por otra parte en un rincón de mí queda algo de esperanza y necesito escribir esto aquí esperando que venga alguien y lo lea y me diga que me entiende y que va a estar siempre conmigo, y que entonces lo cumpla. ¿Por qué la gente nunca cumple lo que dice? ¿Cómo puede cambiar tanto la gente en tan poco tiempo? No, la gente no cambia, y menos tan rápido. Lo único que ha pasado rápido es que nosotros hemos abierto los ojos. En abrir los ojos a penas se tarda una fracción de segundo, una persona tarda en cambiar mucho más tiempo. Pero da igual cuánto tiempo pase, yo no voy a cambiar. Necesito desaparecer. Si estoy tan segura de que a nadie le va a importar, que todo el mundo podrá reemplazarme, que en dos semanas todos me habrán olvidado, ¿por qué no lo he hecho todavía? Si estos son los mejores años de mi vida no quiero saber cómo serán los peores. Nadie tiene ni idea de todo lo que he callado, nadie. Mientras estoy sonriendo e intentando animar a todo el mundo, aguantando insultos en "broma" y soportando que se me ignore, una parte de mí esta susurrando en silencio pero a gritos que la maten. Matadme. No sé cómo sigo aguantando. No sé qué he podido hacer para merecer todo esto. No entiendo la vida. No entiendo su justicia poética, ni sus metáforas. Y no tengo fuerzas para averiguar el por qué de todo esto, no puedo seguir engañándome a mí misma. Ojalá morir fuera tan fácil como desearlo. Tengo cartas de suicidio en un cajón, y creo que debería darles uso. ¿Quién me dice a mí que las cosas no van a ir a peor? Estoy segura de que sí, no van a dejar de empeorar, y no puedo hacer nada por detenerlo. A todo el mundo acaba yéndole bien, ¿y yo qué? ¿Me tocará alguna vez ser feliz? He intentado ser positiva, quien me lea normalmente lo sabe. Siempre he intentando mirarlo todo desde distintas perspectivas y encontrar alguna que me haga verlo bonito. Pero no sé si es que estoy ciega o esa perspectiva no existe, pero solo veo mierda. ¿Por qué la gente se aprovecha la gente? No sé si me doy más asco yo o el resto. Cuando me miro al espejo el mundo se me viene encima, pero es que joder, ¿quién iba a querer a eso? El amor es una mierda que yo ni merezco. ¿Por qué aún no he asumido que voy a estar siempre sola o no voy a estar? Siempre me sentiré igual de sola, igual de fea, igual de insignificante. Y a nadie le importa, y no es de extrañar. La gente ya tiene sus problemas y yo no dejo de ser una maldita egoísta. Debería olvidarme de mí y centrarme en la gente. No puedo seguir sonriendo cuando me estoy muriendo por dentro, no puedo más. Ahora estallo por aquí, entre lágrimas y mierda, mañana me levanto y sigo fingiendo estabilidad pero, ¿cuánto va a durar? No lo sé... Alejaos de mí.

Comentarios

Entradas populares de este blog