Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2018
Hay quien sólo quiere ver de ti lo que quieren aprovechar para ellos. Es puro egoísmo. Y qué difícil encontrar a quien quiere de ti todo y no está contigo por lo que le ofreces. Hacer la vida más fácil es sólo algo que ocurre de manera paralela al estar bien con alguien. Y hay quien nunca quiere conocerte, sólo quieres que sean lo que creyeron que podías ser para ellos, para su uso y beneficio: un pañuelo de lágrimas, un alma consejera o un último recurso. Crecer no es fácil. La gente cambia o simplemente tiene el valor de ser quien siempre fue. Algunos encontramos caminos que nos hacen sentir mejor, personas que nos quieren por cómo somos y con suerte a veces a nosotros mismos. Inevitablemente otras cosas del pasado se pierden, se hacen más livianas, más distantes, más ajenas pero presentes. Crecer hay que crecer. Y no hacerlo es quedarse atrás. Yo dejé atrás muchas cosas de mí de las que ahora me avergüenzo y me gustaría retroceder y pedir perdón a la gente que traté mal, que no
Algunos crecimos demasiado rápido y otros crecen demasiado lento. Y a veces las dos cosas. Por dentro aún soy una niña: me dan miedo los truenos, todo me intriga, nunca aprendo algunas cosas y me encapricho con bastante asiduidad. Pero por otra parte, nunca fui una niña de verdad. Siempre supe que las palabras duelen, que las bromas pesadas sólo hacen risa al bando equivocado, que los sentimientos hay que analizarlos y sobre todo respetarlos y que las palabras pueden ser las balas más mortales porque nunca te matan del todo pero te dejan la herida. Otros niños al crecen han ido perdiendo la dulzura, la bondad y sólo se han quedado con esa frialdad del que hace daño porque no sabe lo que es que te lo hagan a ti. No todos estamos hechos para todos. Algunos no estamos hechos para nadie. ¿Cuáles son las salidas? ¿Nos adaptamos, nos aguantamos o nos marchamos para siempre?
El valor. ¿Qué es? Eso que siempre le falta a todo lo que haces pero sobra en todo lo que te hacen. Tú eres el epicentro de todo terremoto que sacude tu mundo. ¿Nunca has olvidado valorar que alguien te abra tu alma? Es sencillo recordar el valorar las cosas sencillas: un regalo, una felicitación, una cita. Es casi tan sencillo como acostumbrarse a tener siempre a tu lado un apoyo seguro, un alma abierta de par en par dejando ver cada enredadera. Y quizás tú ni siquiera lo has pedido. Pero quizás también eches de menos cuando esa ventana se cierre. 
Si no quiero soledad por qué aislarme me parece la única opción sensata. ¿Debo aprender a vivir con ello o aprender a cambiarlo?