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Mostrando entradas de enero, 2014

Retos y obsesiones.

Un camino de diez mil kilómetros, empieza por un solo paso. La mejor manera de llegar al final del camino es avanzando sin pararse. Jamás obsesionarse con llegar a la meta, porque así solo se hace más pesado. Disfruta el camino y cada uno de tus pasos. Siempre fui muy ambiciosa. A veces demasiado, sin ningún tipo de equilibro. Siempre quería más, y eso está bien. Pero no lo quería. Lo necesitaba. Y en ese momento. No entendí que lo mejor de los retos no era conseguirlos, sino esforzarse por cumplirlos. Ese ha sido siempre uno de mis mayores problemas. No tengo paciencia y me doy por vencida muy fácilmente. Pero de los errores se aprende y lo estoy corrigiendo. Ahora soy capaz de decidir qué quiero hacer, por qué quiero hacerlo y cómo lo voy a hacer. Sin prisas, ni pausas. Por mí y porque quiero. Sin obsesiones. No volveré a encadenarme. He pasado página, y llegaré a mis metas.

Soy mi único poseedor.

Escribo noche tras noche delante de un teclado. No escribo para que nadie me lea, y ni siquiera sé si realmente alguien lo hace. Escribo por mí, escribo para mí. Solo comparto mis experiencias y pensamientos por si pudiesen ayudar a alguien. Pero lo que realmente soy me lo guardo para mí, porque me quiero y me valoro más que a nadie. No pienso compartir lo que soy con gente a la que no le interesa realmente. Supongo que si alguien está leyendo estas palabras, es porque se interesa o cree que puede resultarle de ayuda. Y no tengo problema en hablarte a ti. Alguien me dijo una vez que quien me tuviese para siempre a su lado, sería rico. Por eso me considero la persona más afortunada del mundo sin tener mucho dinero. Nos pasamos la vida buscando ese alguien que nos conozca, nos entienda, nos aprecie y nos valore para siempre, sin excusas ni peros, y que nunca se vaya. Buscamos y buscamos, pero esa persona está más cerca de lo que creemos. ¿Quieres saber dónde? Mírate al espejo. Eres tú q

Frío.

Diciembre, enero, febrero.  Café y té.  Manos frías, labios morados. Mantas en el sofá. Abrazos largos. Suspiros cortos. Susurros bajos. Caricias calientes. Huesos helados. Sueños congelados. Carisma, luz. Noches negras. Días grises. Mañanas largas. Tardes cortas. Lluvia pasajera. Suelo mojado. Ojos mojados. Cigarro que se apaga, café que se enfría. Llama que se lleva el viento. Paraguas rotos, del revés. Monotonía. Rutina. Agobio. Cansancio. Aire frío en las mejillas. ¿Dónde estás?

Si sumamos dos soledades, ¿qué nos da? ¿Una o ninguna?

Soñaban en silencio porque les dijeron que los sueños no había que decirlos en voz alta, porque no se cumplían. Pero al mirarse no hizo falta palabras, ambos sabían que compartían los mismos sueños. Fue uno de aquellos momentos en los que nada vuelve a ser del mismo color. Entendieron que no volverían a existir más noches a solas con solo ver el color de ojos de aquel desconocido que tenían delante. Esbozaron una sonrisa y miraron al suelo, casi sincronizados. Nadie a su alrededor pareció ver nada fuera de lo normal, pero una bomba estalló en ese instante. A partir de ahora no eran ni uno, ni otro. Eran ellos. El mundo aún no sabe la fuerza que puede llegar a suponer... Alguien que sueña en silencio, apunta alto. Dos que sueñan en silencio, apuntan a la Luna. Pero, dos que sueñan en voz alta sin abrir la boca, romperán las estrellas.

Artistas en cada esquina.

Fue artista por pensarte, poeta por quererte, mártir por no tenerte. La vida no seguía, solo pasaba el tiempo. Llovía y las aceras estaban secas. Un nudo en la garganta y mil ganas de llorar. Cero lágrimas. Caminaba lento por las calles abarrotadas de gente. Sola. La gente a su alrededor iba con prisas, a paso rápido, dando zancadas. Odiaba las prisas. ¿Por qué correr? Si no te va a esperar, no merece la pena. A veces miraba, otras solo veía. Pero cuando miraba, podía verlo todo... La angustia en la mirada de los transeúntes, el hedor a sociedad que se respiraba, los caminos que no llegaban a ninguna parte, una mirada perdida en el fondo le recordó a ti. Eras tú. En aquella esquina. Parado. Inerte. Como sin vida. No parecías el mismo. ¿Y si no lo eras? Pudo ir hasta ti, mirarte, y decirte todo cuánto había pensado. Era un guión que tenía escrito en su mente. Se lo sabía de memoria. Solo tenía que abrir su boca y las palabras saldrían solas.  Se dio media vuelta y se alejó, confundida e

Conocerse.

¿Y tú? ¿Sabes quién coño eres? No respondas. Yo sé la respuesta. La respuesta es "no". Un no rotundo y claro. No tienes ni la menor idea superficial de quién coño eres, de por qué cojones eres como eres y no de otra manera. Y es triste, tan triste... Solo si sabes que no te conoces querrás conocerte, y cuando te conozcas querrás cambiarte. Pero no lo sabes. ¿El hombre que sabe que sabe? Y una mierda. La evolución no ha funcionado. (Lo siento Darwin.) Esta especie está mal formada y cada día da más asco. No evolucionamos, no somos pokemons. Involucionamos. ¿Para qué queremos tener tantos conocimientos en bioquímica molecular del átomo de una micro parte de la célula de un nanómetro que vive a diez mil kilómetros de profundidad en mitad del océano Pacífico si ni siquiera sabemos convivir sin destruir el medio en el que vivimos? Vivir para saber, tener ambición por saber cosas que se nos van del alcance de nuestros medios no es vivir. La vida a día de hoy es la muerte lenta de u

Montaña rusa dentro de un pozo.

Desconozco quién soy a ratos y creo conocerme mejor que a nadie a veces. Lloro de tristeza, lloro de alegría. La vida son etapas, ¿no? En mi caso, etapas de décimas de segundo. De lo más alto a lo más bajo por el más mínimo roce y en menos de un segundo. La cuesta se hace pesada y no logro mantenerme arriba, el descenso es instantáneo y marea. Soy un pasajero en la montaña rusa que es mi vida, y parece que la atracción no parará nunca. Los primeros minutos disfrutas de esa explosión de sensaciones, pero al final te mareas. Todo el mundo necesita equilibrio llegado un momento. No puedo seguir sintiendo que nada me derrumba y de repente romper a llorar. Necesito mantenerme.

Divagar, divagar.

Vuelvo a casa y llueve. Llueve. ¿O lloro? ¿Llueve o lloro? Lágrimas saladas y gotas de lluvia ácida se mezclan en las comisuras de mis labios y producen un sabor amargo en mi boca. Hace a penas unos segundos fingía que todo seguía bien, que todo estaba en su sitio. Pero jamás fue cierto. Duele admitir que necesito ayuda. Me gustaría gritar que no, que las cosas no van bien, que mi cerebro es un caos y no me siento a gusto con nada de lo que me rodea. Pero me limito a callar y a sonreír, a vivir en una lucha interna contra mí misma y en la que perderé seguro.  Vivo sumida en una montaña rusa. Subo lento lento lento, me mantengo dos segundos y caigo empicada a velocidad de vértigo. Y necesito que paren. Me he cansado de tanto sinsentido.

Con autoridad no se educa, se adiestra.

Todo en el mundo tiene un origen, un cómo y un por qué. No creo en las casualidades, la mayor parte del tiempo. Y el fracaso entre la gente, la tristeza de los autobuses, el agobio en las colas de las oficinas de empleo, no son una casualidad. ¿Quién alimentó está sensación de angustia en el pueblo? ¿Quién pudo reforzar las cadenas que nos atan al sufrimiento? ¿Quién limita nuestros conocimientos y no nos deja avanzar? Quién, quién podría. Algo que no cabe en la cabeza de mucha gente. Nadie podría hacer algo así... ¿nadie? ¿Se os olvida qué sistema nos controla? En el momento en el que aprendemos a sostenernos de pie sin que mamá tenga que ir detrás, nos adjudican un centro en el que nos prepararán para el día en el que seamos adultos. Treinta diminutos seres de apenas año y medio que chillan y gritan en una sala en la que una mujer nos controla, nos limita, nos dice cuándo dormir y cuándo jugar... Claro, es normal. Unos niños tan pequeños no pueden vivir por sí solos, las crías de la

«Al lado de tu voz.»

«Camino cabizbajo  entre multitudes invisibles,  recordando  cómo agarrado a tus manos me sentí libre,  mientras la locura de la urbe se exhibe...  ¡Como si pudiera  excitarme  más que tú! Como si prefiriera su iglú antes que tu guarida. La noche sin control ya me parece aburrida, aunque la siga tentando, como si acabar en comisaría fuera a traerme tu sonrisa. Me atrevo a decirte que has sido la mejor que he querido, aunque no merezca ni un rinconcito de tu olvido. Vuelvo a amanecer por calles de las que te vas, los rayos de sol descubren a un Peter Pan sin Nunca Jamás. Con ganas de reventar casi todos los escaparates, y después decirte más tranquilo "No seas tonta, no te marches, si te enamoraras a ti misma tal vez podrías entender por qué me enamoré de ti y no de otra mujer. Si no eres cobarde, nunca será tarde. Yo no quiero olvidarte, yo quiero poder amarte.". »                                                                                          -Pablo Hasél.

Esclavos de los sentimientos.

"En cárceles anímicas vivimos los hombres." Cada persona es esclava de sus propios sentimientos, y tan malo es tenerlos muy intensos como carecer de ellos. Si nuestros sentimientos nos controlan, acabamos viviendo por y para ellos. Un amor no correspondido puede llegar a ser la peor de las enfermedades, se convierte en un trastorno que no te deja respirar. Y si no tenemos sentimientos, o sentimos un vacío por la falta de sentir, buscamos esa sensación donde se pueda, nos aferramos a cualquier situación que nos haga sentir vivos. Y eso resulta casi tan dañino o más aún que lo otro. Los sentimientos nos hacen sufrir, y optamos por no tenerlos. Pero vivos encadenados a las emociones, y los necesitamos de nuevo. Es el circulo vicioso al que llaman vida, y nadie sale vivo.

Otra mitad.

Tarde gris de enero en el sofá, persianas bajadas y luz tenue que sale de una vela que no se apaga. De fondo, la suave melodía que unas manos rudas hacen sonar de aquel piano al que nadie le prestó atención. Resulta tan contradictorio como esas manos grandes, fuertes y que resultan tan bruscas, pueden sacar ese dulce sonido del perfecto equilibrio del ébano y el marfil. Se apoya con la espalda ligeramente echada hacia delante, pero totalmente erguido, llevando el ritmo de sus dedos con el pie. Canta en voz baja, entre susurros que desde aquí puedo ir como el viento entre ramas secas cuando es otoño, y hace que se erice el vello de mi piel y ligeros escalofríos recorran mi espalda para hacerme estremecer de la manera más dulce posible. Mis ojos se entrecierran, me dejo llevar por las notas de aquel piano y el susurro de su grave voz. Tengo mantas alrededor que me protegen del frío de ahí afuera, pero jamás sentiría frío en esta situación... Oigo sus pasos ligeros por la madera crujiente

La soledad sabe a sal.

Tras la aparente sonrisa siempre dispuesta en mi cara, se escondían los sentimientos más macabros que cualquier cabeza pueda imaginar. Nadie sabe nunca qué hay detrás de esa elegante curva que aparenta serenidad. Pasé por una época de soledad, de vacío interno y de sudar complejos por cada uno de mis poros. Fue esa clase de época que gran parte de las personas de esta sociedad sufren alguna vez; te dejas influenciar por el qué dirán de ti, te preocupas hasta llegar al agobio por el qué pensarán y el cómo te verán desde fuera. Yo era una fina hoja de papel y el viento soplado por la sociedad me movía a su antojo en un vaivén de angustia, soledad y depresión. Pero la fina hoja de papel tornó roca y está dispuesta a golpear a quien intente torcer su camino. Todo empieza con un simple "gorda". Son cinco letras. Dos sílabas. Un susurro. Mil complejos y un estallido emocional. Ese susurro se va haciendo más intenso cada vez, y más, va en aumento, hasta ser un grito que retumba de

¿Es una República la solución a la crisis española? ¿Cual sería?

(Esta entrada es una respuesta a una pregunta realizada por un anónimo en mi ask hace unas horas. Adjunto link:  http://ask.fm/IsaBlueBird/answer/106178304216 ) No. Una república no solucionaría el problema de la crisis española. ¿Por qué? En primer lugar, la crisis es debida al CAPITALISMO. Sí, este sistema tan idealizado y perfecto que nos venden en los libros escolares, no es más que un sinsentido utilizado para que unos cuantos controlen y tengan supremacía sobre el resto, y que nadie pueda decir ni media. "Un juego bien pensado en el que nos tienen callados y te joden si no quieres jugar." En una república, como por ejemplo, la francesa, sigue imperando el capitalismo. La única diferencia que hay, por ejemplo, entre la República francesa y la Monarquía Parlamentaria española es el cargo del rey. (Bueno, la "única", es una forma de generalizar.) Es un error bastante frecuente no diferenciar entre estado socialista y república. Republicano NO es igual a comunist

Seguridad, confianza.

La confianza en uno mismo y sobre sus ideas es el arma más poderosa que cualquier persona pueda poseer. Y no somos conscientes de este poder sobrenatural. La confianza y la seguridad nos hacen firmes y duros como una roca, y nadie podrá derribarnos jamás. Pero no somos rocas. Sintiéndonos seguros de nosotros mismos podremos tener seguridad en los demás, y aprenderemos a querer a quien nos quiere. Por eso la confianza es la clave. Es la clave para avanzar, para creer, para querer mejorar y para vivir en equilibrio.  Jamás alcanzaremos la felicidad si no confiamos en que podemos hacerlo.

Tiempos de cambio.

Tú eres tú y solo tú lo puedes cambiar. La revolución comienza dentro de ti. Para empezar un cambio, debes decidir que quieres cambiar y qué quieres cambiar. Y no, para cambiar el mundo no debes cambiar el mundo en sí, debes cambiarte a ti. ¿Cambiar? Ah, ¿no quieres cambiar? Entonces no eres un verdadero revolucionario. Un revolucionario jamás se conforma con lo que hay ni con lo que él mismo es. Ese es el espíritu de revolución. Y solo así, solo con ese espíritu dentro de cada persona, se lograrán cambios profundos en la sociedad. Hasta la victoria, siempre.

Mujer que luce su cuerpo.

Si vistes tapada completamente, te tacharan de monja. ¡NO! Si te vistes provocativa, serás una calientabraguetas. ¡NO! Como ya he estado hablando en mi anterior entrada, hagas lo que hagas, te van a criticar. Y mi consejo sigue siendo el mismo... sé tú y quiérete. Mujer, lo más importante es que te sientas a gusto contigo misma. Si te sientes a gusto mostrando tu cuerpo, ¡hazlo, joder! ¿Quién se creen que son para decirte qué hacer?  Este tema me harta bastante.  Una mujer orgullosa y segura de su cuerpo es una mujer poderosa. Y si lo muestra sin importarle lo que la gente opine de su cuerpo, tampoco le va a importar lo que tú digas sobre el hecho de que lo muestre. ¡VIVAN LAS MUJERES ORGULLOSAS DE SU CUERPO!  Y tú, evoluciona. Esto es el siglo XXI.

¿Provocación o seguridad?

Todo lo que hagas estará mal visto a los ojos de la sociedad. Te dirán que te quieras, que vales mucho y debes valorarte, pero en el momento en el que lo hagas, te criticarán por ello. Entonces dejarás de quererte. ¿Serás así aceptado? No. Te criticarán. ¿Por qué ahora? "Oh, mírala, solo quiere dar pena. Dice que no se quiere para llamar la atención." Da igual lo que hagas, siempre habrá gente detrás para criticar tus acciones. Pero no te dejes derrumbar. Sus comentarios no son más que causa del miedo a lo desconocido, de la ignorancia y de la necesidad de criticar lo que no conocen. No pretendo a ti, querido lector, decirte qué debes o no debes hacer. Pero según mi reflexión y conocimiento, lo que hago yo y aconsejo que hagas (ya que a mí me va bien), es que te quieras. Quiérete. Quiérete. Quiérete. Que le den a lo que digan de ti. ¿Qué más da? ¿Quién son ellos para hablar? Casi siempre los que más hablan son los menos indicados para hacerlo. No te molestes siquiera. Vive tu

A policías, antidisturbios y demás escoria.

Sucios perros del estado sin razón ni conocimiento, ¿están ustedes conformes con sus miserables vidas de esclavitud y odio?  Plantéense esta pregunta si tienen el honor de estar leyendo mis humildes palabras. Puede ser que se sientan ofendidos, insultados e incluso dolidos. Pero no esperen encontrar ni el mínimo respeto en ellas, porque ustedes no lo merecen. No merecen mi respeto si apalean con sus porras (aka palito de abollar ideologías) a personas que están en la calle luchando por sus derechos, que también son vuestros, claro está. ¿De verdad merece la pena? ¿De verdad creéis que os merece la pena limitar el derecho de manifestarse contra los que os están oprimiendo a vosotros mismos? Sois la máxima expresión del conformismo que esclaviza a la sociedad. Por un mísero sueldo y una mísera vida conformista, obedecéis las órdenes de los que alimentan vuestros fracasos y desilusiones. No sois más que sucios esclavos que no quieren luchar por ser libres. Y no hay peor preso que el que n

Eduardo Galeano.

« Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen.»

2O14.

Nuevo año. Nuevas ilusiones. Nuevos propósitos que cumplir. Nuevas esperanzas. Nuevas ganas de luchar. Nuevas ideas. Nuevos sueños.  Muchos momentos por pasar. Mucha gente que conocer. Muchas cosas que vivir. Ganas de todo, ilusión y esperanza.  Porque aún es el principio. Y en un principio, todo es color de rosa. Hay esperanza y ganas de empezar. Todo está por vivir y lo miras desde el lado positivo. ¿Qué malo puede pasar? Esperemos que esta felicidad no sea temporal, y que lo que bien empieza bien acabe.  Ojalá los sueños de este 2014 duren hasta el 31 de diciembre.

Ideas por el camino.

Tomar el camino correcto es esencial para llegar a cumplir nuestras metas. Y hay que saber escoger ese camino, sin errores.  ¿Cómo coger ese camino y andarlo sin torcerse? Con ideales. Son nuestros ideales los que constituyen los pasos que damos, y la confianza que tengamos en ellos los que nos da seguridad para llegar al final sin torcernos. Debemos tener ideas y confiar en ellas, pero no deben ser ellas las que den los pasos por nosotros. Nuestra ideología no debe ser más que el conjunto de lo que somos, y hemos de escoger nuestras ideas tras reflexionar sobre cuáles son las que más nos convienen. No podemos escoger una forma de vida sin cuestionarla, porque sí, porque entonces ya no viviremos; estaremos esclavizados a una forma de vida y de ser que no es la nuestra. Y este error es más común de lo que pueda parecer... Según mi forma de pensar, lo mejor es andar por el camino sin vacilar ni un momento e ir adquiriendo las ideas conforme se avanza. Si hay una piedra en el camino, el