Pájaro azul

Ya no hablamos de lo que importa, porque lo que nos importa nos da miedo. Aniquilamos lo que nos asusta, porque sabemos que es nuestra verdad. Hace tiempo que empecé a notar cómo se desgastaba mi verdad, como si cada día una lija invisible retirase capa tras capa mi piel de piedra. No lo paré. Ahora estoy siempre armando un puzzle. Me hago una bola con lo que no es realmente importante sólo para practicar antes de deshacer este enredo de pensamientos que he ido guardando en rincones, debajo de las alfombras, en cajas dentro de cajas de cajones dentro de otro cajón más grande. No quiero salir de este escondite, pero quiero. Quizás ya no puedo.

Siempre tengo la sensación de estar hablando demasiado, incluso cuando no digo nada. Será que pienso en exceso y siempre tengo algo que contar. Ya nadie parece interesarse en compartir, en unir. Cada cual, con sus pensamientos, a su insomnio. Será que ya no queremos pensar. Seré yo.

Si no puedo conseguir que seas un libro abierto, tendré yo que cerrar mis puertas. Puertas, ventanas, bajar las persianas, tirar la llave. Cada vez más y más encerrada en una caja de cristal insonorizada. Siempre a punto de romper. No pareces querer escuchar.