Falsas expectativas.

Lágrimas con sabor a dolor de ilusiones perdidas. Es el problema que acarrean las falsas expectativas, la siempre estúpida creencia de que todo irá mejor un día y que ese día será mañana o, como muy lejos, al siguiente. Todo el mundo dice que el verano es lo mejor que tiene el año, tienes tiempo para salir y divertirte y tu mayor preocupación es la crema protectora. Hoy es el último sábado de el verano, y solo puedo decir que he tirado tres meses de mi vida a la basura. Esperaba tantas cosas de este tiempo, tantas, tantas... ¿Y qué he conseguido? Nada. El último sábado del verano, hay fiestas por todas partes, yo tengo la casa sola para mí y podría estar fuera hasta varias horas después del amanecer pero, ¿qué estoy haciendo? Escribir en un ordenador sucio a la vez que empapo un pañuelo en lágrimas. No sé qué hacer, estoy perdida, hundida, sola. Mi cuerpo vive pero mi alma murió hace tiempo. Todo el mundo tiene algo (o alguien) por quien moverse pero, ¿qué me queda a mí? No puedo seguir aferrándome a cosas inexistentes. No tengo nada, no soy nada. ¿Quién puede seguir creyéndose que soy feliz? Yo no... La voz se me quiebra cuando intento hablar, este nudo ha echado raíces en mi garganta y no se va a deshacer, los ojos no me brillan por la luz. Dejadme aquí... No puedo seguir con la culpa de que alguien se preocupe por mí, pero a la vez lo necesito. ¿Por qué lo que me mata es lo que me recuerda que estoy viva? Este caos se ha desencadenado en tormenta y no parece querer cesar. Necesito a alguien a mi lado ahora.

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