Narcissus poeticus.

Nunca me he sentido mejor que cuando acabaste por dejarme aquí, sin más compañía que yo misma. Te doy las gracias infinitamente. En aquel momento no supe verlo y me sentí vacía, sola, hundida, rota. Y ahora estoy aquí, más alzada y erguida que nunca, y conozco los nudos en mi mente como para deshacerlos cuando quiera.
Nunca nunca más volveré a abandonarme a mí misma por recoger a otra persona de la acera. Yo soy mi única virtud y mi mejor defecto, y créeme que voy a quererme siempre. Quererme a mi manera, por etapas, a tropiezos, con risas, con llantos, con peleas y con insultos. ¿Acaso te importa? Sé mirarme al espejo y decirme lo fea que estoy esta mañana y también decirme que soy lo mejor que le podría pasar a cualquier persona. Conozco mis puntos débiles y sé cuándo tocarlos o dejarlos estar. Conozco cada milímetro de mí, aunque aún me queda mucho por investigar porque no paro de crecer.
¿Qué? ¿Jode, eh? ¿Jode que no deje de avanzar? ¿Recuerdas cuánto me odiaba, cuánto te quise? Ahora todo ha dado la vuelta. Ya no voy a volver a verte más, créeme, no volveré a caer en tus redes. Salí airosa de ahí una vez y podría hacerlo una vez más pero no te voy a dar ese gusto.
He comprendido que solo yo he estado aquí para mí desde siempre, y lo seguiré estando. Y podría hacer lo mismo con cualquier otra persona, pero no voy a malgastar todo lo que tengo con nadie que no me dé todo lo que tiene. Todos esperan recibir y nunca nunca dar nada a cambio. Este es mi momento de ser un poco egoísta, también. Todos necesitamos hacer florecer al pequeño narciso que duerme en nuestras almas. Aunque sea de vez en cuando. Y me gustaría compartir tanto con tanta gente, pero ya solo puedo confiar en mí misma (y ni eso a veces), así que siento no creerte cuando me dices que te importo.

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