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Mostrando entradas de mayo, 2014

Uno.

Hablamos del pueblo y de los que gobiernan Como si fuesen dos opuestos dos paralelos Como si los que gobiernan no fuesen el pueblo Como si el pueblo no fuese el que gobierna Todos, pueblo y gobierno, somos uno, uno solo Solo que algunos a veces olvidan lo que son Lo que fueron De donde vienen A donde van

Eses, zetas, recto.

El camino de siempre Siempre me pareció el mismo Durante el invierno lo crucé Con zapatos andé por el Haciendo zetas en el recorrido En verano también lo cogí Y lo recorrí en sandalias Descibriendo eses en lo avanzado Hasta que un día me harté me harté De no dejar que fuese mi cuerpo El que recorriese aquel viaje sin más Sin más desnudé mi alma mi cuerpo Mis pies en piel recorrieron ahora Sintiendo el camino desnudo Penetrando hasta lo mas profundo La piel de la tierra con mi piel Y mi piel con de de desnuda Dominó el camino el viaje el sendero La vida las ganas la fuerza y la piel Porque el error no fue el camino El error no fue el viaje ni la vida El error fueron las ganas la fuerza Y mi piel oculta impidiendo sentir

Breve.

Me guardaré para mí misma cada trocito de lo que soy. Quien quiera conocerme, tendrá que esforzarse en hacerlo. No pienso regalarme más a gente que no lo merece. No voy a seguir perdiendo el tiempo en decepciones. Esta vez voy a sorprender, y a sorprenderme.

Desvanecerse.

Luchar por algo que ya conseguiste una vez, pero por tu egoísmo no supiste hacer que se quedara. Apagarse lentamente en el fracaso rutinario del "no puedo más". Sentir como todo lo que un día fuiste (y fuisteis) se queda en nada, en un recuerdo abandonado en un rincón triste. ¿Qué nos ha pasado? ¿Qué me ha pasado? Echo de menos lo que yo misma fui, y esa ya no vuelve. Tal vez mi sitio no sea el presente. Tal vez mi sitio esté en el pasado, o tal vez ni ahí. Tal vez yo no tenga sitio. No, no lo tengo. No es una posibilidad, es una afirmación. Tanto buscar algo que no sabes ni qué es, tanto perder el tiempo a sabiendas de que no habrá recompensa. Mañana no será mejor. Vivir por inercia es solo sobrevivir, y eso es a lo máximo que aspiro. Te di lo poco que me quedaba. Ahora solo tengo estas palabras inútiles y vacío.

Libro triste.

Solo te escribiré cuando tenga el valor suficiente para pasar la página. En esta ya no queda espacio para más palabras rotas, solo tachones, lágrimas, sangre seca y un par de versos con el alma rota. Cuando lo haga, cuando pueda pasar la página y acabar este mal capítulo, te escribiré. Y te diré todo lo que se me atraganta. Te escribiré todo lo que ya le he susurrado a mi almohada entre sollozos, todo lo que me quita es sueño y las ganas de respirar entre latido y latido. Todo lo que tengo por decirte recae en todo lo que podríamos haber sido. Pero no, pero ya no. Y cuando te lo escriba, te lo escribiré como estoy escribiendo esto: por la falsa idea que mi corazón dicta, porque tal vez podrías leerme. Pero mi mente me dice que no. Que tú ni siquiera tuviste que pasar página, porque no me escribiste en ninguna parte. Tal vez yo logre pasar esta página, tal vez. Solo tal vez... Y si logro pasarla, seguirás apareciendo en todas las siguientes, porque dibujé un corazón en cada esquina supe

Autodeterminación interna.

Piensa en el árbol de hoja caduca que ves día tras día. El viento mueve sus hojas, que con el paso de las estaciones se caen, y luego vuelven a salir, y el viento las mueve, y llega el otoño y se caen, y tras el frío vuelven a salir. El agua lo moja, la nieve lo cubre, el sol lo calienta. Pero él sigue ahí, siempre igual. Inamovible.  Las personas deberíamos tomar ejemplo. Dejar que las cosas vayan y vengan, que nos cambien y nos vuelvan a cambiar, pero no dejar nunca de ser lo que somos; nosotros.

Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac.

Los días pasan arrastrándose. El tic tac del reloj se estanca. El peso de las horas agota, fatiga, inunda. Cuando somos felices el tiempo vuela, pero ya casi nunca estoy a tu lado. El tiempo ya no desaparece con la brisa, con nuestras respiraciones mezcladas. La eternidad ya no significa perderme en los segundos y desvanecerme en la profundidad de las horas. Ahora la eternidad no es un buen sentimiento. Las tardes anhelando que vuelvas son eternamente infernales. Me echo a las espaldas toda la carga del tiempo sin ti. Y me hundo. No tengo tanta fuerza para soportarlo. Para soportar que prefieras invertir tu tiempo en causas más favorables que la mía. Qué egoísta al querer que pierdas tu tiempo en mí. ¿Qué es aprovechar el tiempo? Perder las horas en el color de tus pupilas me parece la mejor forma de aprovecharlo. Pero ya no, no, ya no. Ahora pierdo el tiempo mirando un punto fijo del gotelé de mi habitación. Suena una canción de fondo y ya no sé ni cual es. Mi cuerpo está acurrucado e

Microrrelato 5.

Echó a correr entre la profundidad y la exuberancia de la vegetación del bosque. Huía y nadie sabía de qué. No miraba por donde iba, no era consciente de sus pasos. Cayó en un barranco y nadie la volvió a ver.

Microrrelato 4.

Caminaba sobre cristales y sueños rotos. La llovizna humedecía su piel, se mezclaba con sus lágrimas y diluía la sangre seca que aún quedaba en sus manos. Aún no sabía si lo que acababa de pasar era real o solo un mal sueño. Recuerda el cuchillo oxidado entrando y saliendo de su pecho, y cómo había descargado el dolor de tantos años en hacerlo. Sin duda lo había matado, y lo último que sentía era arrepentimiento.

Gritos de socorro.

¿Qué hice mal para que te fueras? ¿Qué me faltó para que te quedaras? Yo que nunca me esforcé por nada y siempre lo tuve todo, me dejé la piel en quererte y aún así no fue bastante. Porque para ti nunca es suficiente. Y a mí contigo siempre me bastó. Hoy ya no espero que estés a mi lado, asumí a la fuerza tu egoísmo. Si no espero de ti, tal vez no me decepciones. Aún así ya lo has hecho. ¿Y qué nos queda ya? ¿Un recuerdo bueno o un recuerdo malo? Ojalá pudiera no recordarte. Pero si de algo me sirve, es de dudar tres veces la próxima vez que alguien me diga que me quiere. Con tu primer "te quiero" dudé dos veces, pero te creí. Siempre fue así, inocente. Me dejé llevar, me dejé ilusionar. Ahora ya es tarde. No habrá segunda vez.

Microrrelato 3.

Quería ser escuálida, tan ligera como el viento. Ella no sé, pero su alma sí acabó siéndolo.

Microrrelato 2.

Se enamoró de alguien que no conocía ni su nombre. Pensó que nunca podría querer a nadie tan fuerte. La sorpresa fue que su amor era correspondido. Al enterarse no sintió felicidad, sintió vacío. El amor se desvanecía porque no era amor, era atracción por lo imposible.