Si sumamos dos soledades, ¿qué nos da? ¿Una o ninguna?

Soñaban en silencio porque les dijeron que los sueños no había que decirlos en voz alta, porque no se cumplían. Pero al mirarse no hizo falta palabras, ambos sabían que compartían los mismos sueños. Fue uno de aquellos momentos en los que nada vuelve a ser del mismo color. Entendieron que no volverían a existir más noches a solas con solo ver el color de ojos de aquel desconocido que tenían delante. Esbozaron una sonrisa y miraron al suelo, casi sincronizados. Nadie a su alrededor pareció ver nada fuera de lo normal, pero una bomba estalló en ese instante. A partir de ahora no eran ni uno, ni otro. Eran ellos. El mundo aún no sabe la fuerza que puede llegar a suponer... Alguien que sueña en silencio, apunta alto. Dos que sueñan en silencio, apuntan a la Luna. Pero, dos que sueñan en voz alta sin abrir la boca, romperán las estrellas.

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