¿Quién eres?

¿Sabes? Hay tantas cosas que sencillamente suponemos y asumimos sin tener en cuenta. Vamos asimilando, tragando conceptos que nos tejen como una telaraña y que nos constituyen, sin tener ni idea de por qué. Sin decidir si somos esto o somos lo otro, y acabamos siendo lo que asumimos que somos y no lo que exteriorizamos. Deberíamos crecer desde entro y echar raíces hacia fuera que nos sujeten bien en el suelo. Pero no crecemos así, no. Crecemos interiorizando causas externas que no tienen nada que ver con lo que somos ni con lo que queremos ser, y que nos confunden hasta el punto en el que no podemos seguir pensando y olvidamos lo que somos. Ese pequeño rincón de nuestro interior en el que vive lo que realmente somos se va apagando poco a poco, como hundiéndose en sí mismo. Y es tan difícil hacerlo crecer, renacer, resurgir de sus propias cenizas. Lo es porque ni siquiera sabemos que está ahí, se nos olvida por la presión externa del qué dirán. Pero un día te miras al espejo con tanto tanto ahínco que lo ves. Ves que estás ahí, pero no es lo que ves, lo que eres está detrás de lo que te enseñan tus ojos. Y con las uñas empiezas a arañar la superficie, para buscar y encontrarte dentro de ti y cuando llegas a ese pequeño punto de luz que te define tiras de él pero no quiere salir. No vale con la fuerza de tus manos para sacarlo fuera. Tú eres tan fuerte que decides quedarte ahí acurrucado hasta que alguien te dé un buen motivo por el que abandonar tu nicho calentito. Y somos pocos los que nos atrevemos a convencernos a nosotros mismos a salir de nuestro escondrijo, a resurgir del fondo de nuestro pozo, a matar a lo que se supone que somos y ser lo que de verdad queremos. Y no se trata de tirar con fuerza, se trata de convencer con sentido. Siente, ama, lee, anda, escucha, mira, oye, ve. Sé paciente, sé constante y quiérete.

Comentarios

Entradas populares de este blog