Gritos de socorro.

¿Qué hice mal para que te fueras? ¿Qué me faltó para que te quedaras? Yo que nunca me esforcé por nada y siempre lo tuve todo, me dejé la piel en quererte y aún así no fue bastante. Porque para ti nunca es suficiente. Y a mí contigo siempre me bastó. Hoy ya no espero que estés a mi lado, asumí a la fuerza tu egoísmo. Si no espero de ti, tal vez no me decepciones. Aún así ya lo has hecho. ¿Y qué nos queda ya? ¿Un recuerdo bueno o un recuerdo malo? Ojalá pudiera no recordarte. Pero si de algo me sirve, es de dudar tres veces la próxima vez que alguien me diga que me quiere. Con tu primer "te quiero" dudé dos veces, pero te creí. Siempre fue así, inocente. Me dejé llevar, me dejé ilusionar.
Ahora ya es tarde. No habrá segunda vez.

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