Microrrelato 4.

Caminaba sobre cristales y sueños rotos. La llovizna humedecía su piel, se mezclaba con sus lágrimas y diluía la sangre seca que aún quedaba en sus manos. Aún no sabía si lo que acababa de pasar era real o solo un mal sueño. Recuerda el cuchillo oxidado entrando y saliendo de su pecho, y cómo había descargado el dolor de tantos años en hacerlo. Sin duda lo había matado, y lo último que sentía era arrepentimiento.

Comentarios

Entradas populares de este blog