Hoy no sentimos el apego con el mundo real. No padecemos el frío, ni el calor, a penas notamos que la lluvia escasea, que los fuegos se extienden incontrolables y que la gente muere de soledad. Los avances en comodidad han resultado ser un retroceso en humanidad.

Estamos desconectados del mundo. Sabemos lo que ocurre, lo sabemos porque lo vemos en televisión, lo escuchamos en la radio cuando vamos de un lado a otro, pero no somos conscientes.

Y esto ha ocurrido de pronto, como de la noche a la mañana, porque la gente de solo una generación atrás aún es capaz de ver los detalles que son ajenos a la vista y sentir la empatía de quien ha crecido con límites.

¿Dónde está el equilibrio?

Ahora todos los niños se crían con un móvil, un desapego de la realidad y una gran falta de saber estar y saber sentir, porque están siendo criados por una generación que se crió en la absoluta indiferencia.

Ya no sé dónde ver esperanza, sólo espero no verme nunca reflejada en ese espejo.

Comentarios

Entradas populares de este blog