Me cerré. Ni siquiera sé cuándo pasó, quizás fue como cuando llegas tarde a casa y cierras tan despacio que al final todo pasa sin hacer ni un solo ruido. Ahora solo sé que esa puerta está cerrada porque no sé cómo abrirla. Dejé tanto fuera, que ya se habrá echado a perder, desvaneciéndose con el tiempo y la falta de interés. ¿Dónde están las ventanas abiertas? Quizás nunca debí cerrar. Ahora todo lo que queda dentro se concentra y se vuelve más pesado.
La paz es un nudo que siempre vuelve a enredarse, y tú lo desenredas con la delicadeza de quien desnuda una flor
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