Que si te quedas, que si alguien lo hace, no sea una mentira. No quiero tener cerca a nadie que no sepa lo que soy. No escondo el caos. No me refugio tras una máscara. Ya nunca más.
No siempre tengo el tiempo, casi nunca tengo las ganas. No necesito mucho afecto ni demasiada atención. No necesito saber todo lo que pasa por tu mente, a penas puedo con lo que pasa por la mía.
Lo que sí quiero es que confíes, que no pienses que mi aislamiento es una forma de echarte, que nunca seré como todos los demás aunque ya lo haya intentado.
No puedo seguir reprochándome a mí misma el no querer lo que quiere todo el mundo.
Hay días que no quiero salir y hasta días que no quiero hablar. Otros días lo haré, y lo sabrás, y no tendré tapujos en vivir mis ganas. Pero no puedo forzarme más porque la presión anula los días de calma.
Fuera hay cientos, fuera hay miles. Yo no soy la mejor opción, solo soy otra más entre tantas. La ventaja es que, conmigo, ya sabes por dónde vendrá la lluvia. Quizás es una desventaja, si te gusta la sorpresa.
No tienes que elegirme, yo no te pediré que lo hagas. No te pediré que te quedes, seas quien seas. Pero si lo haces, que sea por mí. Por quién soy yo y por lo que te hago sentir. No por las circunstancias, no por la comodidad. Que sea porque aprendas a ver en mí esa parte que a veces hasta a mí me gusta. Que encuentres algo que encaje en tu ser. No porque no encuentres nada mejor.
Y si te vas, que no sea porque en otro sitio te lo ponen más fácil, sino porque te hagan más feliz.
Si alguien no te hace feliz, somos miles de millones. Puedes tener a muchos alguienes. Sólo asegúrate de tener el tiempo suficiente, las ganas suficientes, el amor suficiente y la claridad.
Yo soy de pocas personas, siempre lo valoraré más. Si eres de mucho, ten cuidado en como te influyen. No te olvides de quién eres, ni de quién soy.

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