Multiversos

No somos iguales, de hecho somos bastante diferentes. Unos respecto de otros, unos pocos dentro de los otros de parecen a los unos y nada a otros de los otros. Y está bien. Está bien mientras tú creas que está bien y nadie te haga sentir extraño por no correr en la misma dirección.

Nunca fui de tener muchas relaciones. Las aparto de mí en cuanto no son lo que busco: pasión, romance, entrega. No siempre en un sentido amoroso sino también de amistad. Fui siempre del todo y nada y ahora sé que eso está bien. Que está bien tener solo 3 amigos en lugar de 15, tener sólo 2 conversaciones en WhatsApp y que una sea con tu madre y otra contigo misma, que te guste más tener 1 charla al mes que mil verborreas diarias. Está bien y no pasa nada por querer estar solo.

¿Sabes qué no está bien? Pasar tu adolescencia lamentándote no ser como los demás, crearte un blog donde llorar tu soledad en vez de quererla, sentirte fuera del agua por no querer salir con gente que critica a la gente con la que sales y probablemente a ti también. No está bien no tener tu sitio y sentir que te obligan a encontrarlo, a encajarte donde no encajas como una pieza de puzzle en un puzzle que ni siquiera es el suyo.

Ahora no me da vergüenza decir que de una relación lo quiero todo o no quiero nada. Y que si la respuesta es nada, todo está bien. Que me valgo conmigo, que no necesito nada. Sólo quiero no estar incómoda, estar tranquila, estar lejos y cerca. Ser yo.

También está bien ser tú, ser vosotros. Jamás diré que no me gustaría ser una más, de las que ríe, habla, quiere conocer a muchos aunque no necesariamente mucjoa todos, que no tiene miedo de atreverse a decir "¿Nos vemos?" y que sale más de una vez al mes. Pero no lo soy, y no merece la pena desearlo, porque ahora que me conozco tampoco quiero dejar de ser yo.

Tengo mis cosas, pero nos vamos entendiendo. Al final sólo se trata de encontrar unos zapatos de tu talla.

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