A cada rato sueño las mil vidas que podría vivir si encontrase la fuerza en mi voz para pronunciar las palabras que ensayo cada noche en mi cabeza. Me imagino despierta, vital, libre y feliz. Tan lejos de mí que no imagino cómo alguien podría soportar el hecho de cogerme de la mano en este camino. Las peores cadenas son las que tú te inventas, porque siempre olvidas ponerle candado y no hay llave que las abra, sólo puedes hacerlo tú. Solo ante la adversidad de tus deseos.

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