Volar, no vuelo

Si estás a mi lado y escuchas con atención, no te costará oír pequeños crujidos que vienen de mí. Unas veces son imperceptibles, otras son verdaderos estruendos. Y no tiene truco, no lo hago adrede, es que por dentro no soy carne y hueso: soy porcelana. No te das cuenta, y lo has vuelto a hacer. Cada vez son más pequeños, pero aún pueden seguir rompiéndose. Y por algún motivo que la física no explica, un alma pesa más cada vez que se rompe. La energía oscura se transforma en materia pesada.
Y ni siquiera hace falta demasiado trabajo.

Comentarios

Entradas populares de este blog