Es la ausencia la que pesa, la que se siente como una niebla espesa que no te deja ver.
La ausencia, las carencias, la falta.
De gente y a veces de soledad. De confianza casi siempre. De motivos casi nunca. De ganas todo el tiempo hay audencia.
Siempre se puede romper más un corazón roto, también así dando tumbos en un cementerio de promesas y palos de ciego hacia un futuro incierto cargado de desdicha.
El principal problema es no perder nunca la esperanza a pesar de los golpes, a pesar de ser cada vez más fragmentos, mas pequeños, mas dispersos e imposibles de juntar.
La esperanza nos da la vida que ya no tenemos y vivimos creyéndonos inmortales mientras morimos.
Entonces llega y el día y el corazón deja de ltir. Y nos damos cuenta de que no importa, porque no es ahí cuando se muere.
Una persona muere cuando empieza a tener más carencias que virtudes y su corazón se resquebraja por primera vez.
Pero nunca por última.

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