A veces así me siento: la aparente calma de un mar sereno que en su interior alberga barcos, tesoros, remolinos, toda una vida de flora y fauna, secretos y una profundidad que pocos podrían llegar a imaginar siquiera.
La paz es un nudo que siempre vuelve a enredarse, y tú lo desenredas con la delicadeza de quien desnuda una flor
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