Me gusta dormir con mantas en agosto y andar descalza en diciembre, no es por llevar la contraria, es que siempre fui atemporal.
La vida humana actual me agota, me frustra, me cansa, me aburre, me anula y me fascina. A veces pienso en salir corriendo hacia la nada y despedirme de todo sin siquiera decir adiós. Entonces pienso en dejar perecer un mundo hermoso en manos de alimañas y se desvanecen esas ideas de mi mente. Ojalá fuésemos un poco más animales.
Pensamientos atemporales de una mente atemporal en un mundo que es un ciclo que se repite en espiral y acabará por ser un punto final.

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