¿Cuántas veces al día puedo llegar a escuchar "no tengo tiempo"? De mi boca o de las de otros. Lo peor es que lo decimos con un gran matiz de "pero es lo que hay, y no me puedo quejar".
Ritmos demasiado rápidos, solo vales lo que no eres, sino lo que ven.
Preocupados, por todo, por nada. Porque realmente ¿que nos preocupa? Polvo, aire que se esfuma.
Vamos siempre corriendo, ¿cómo no vamos a estar exhaustos?

Comentarios

Entradas populares de este blog