Ciclos

Como una botella de cristal pisada sin querer, explotando en millones de microcristales casi invisibles, imposibles de volver a juntar. Así me siento bajo la mirada de unos ojos que no saben mirar. Los míos también. Me rompe lo que mi cabeza no sabe apagar, lo que mi mente no quiere o no puede acallar. Explicarlo con palabras es inalcanzable para un mortal, "las palabras no sirven, son palabras". Debería juntar cada trozo para erguirme y salir a correr, pero no puedo correr muy lejos si sigo corriendo conmigo. Debería por tanto dejar los trozos allí tirados y desprenderme de su materia, volar hasta el mundo eterno y descansar lejos de lo mundano. Sin embargo al romper la botella se rompió también su interior, se cristalizó al contacto con el frío exterior en menos de un segundo y se desparramó por el mundo. Se regenera y degenera, en vaivenes continuos, en un "ahora sí" y en un "aún no". Algún día seré libre de ti, de mi, de todos ellos. Algún día mis ojos me verán a mí y no lo que se ve de mí. Ojalá nada tan oscuro corrompa vuestra alma jamás, porque una gota de tinta negra vuelve turbia el agua más clara.

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