Y si un rayo de luna significa ilusión, ¿qué importa perseguirlo hasta perderse? De ilusiones se vive hasta que nos da la gana. O hasta que aprendemos a digerir la realidad, que sólo puede comerse cruda.
El ser humano es omnívoro porque se lo traga todo, y si nos tragamos cruda realidad y precocinados los problemas, ¿por qué no aliñarlo con espejismos?
Tal vez las ilusiones sean lo más real que nos queda incluso cuando no nos queda nada.
Es difícil saber qué es real y qué no cuando todo confluye en un mismo río, cuando los colores se confunden y todo el mundo necesita gafas (pero nadie se quita la venda). Pero hay algo que siempre será real: el dolor. El dolor es real y te da pistas sobre dónde se esconde lo demás.
Si te duele imaginar no tenerlo, es real.
Si te carcome por dentro un atisbo de odio, es real.
El dolor es la mejor unidad de medida.

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