Una gran maraña de dudas se come lo que quedaba de mi cerebro. Ya nada parece tan fácil como hace un tiempo. Tomar decisiones es un imposible, una hazaña dura y estrepitosa de oscuro final. Cada vez son mayores mis deseos de correr a una esquina y hacerme un ovillo y no saber nada de nadie en mucho tiempo. Sigo sin saber si no siento o si siento demasiado. Llevo estancada en este escalón demasiado tiempo. A veces parece que lo subo pero la realidad es que no, este parece mi hogar aunque no tan dulce.
Siempre temo que duden pero se me olvida que yo también lo hago. Y siempre dudo de mí. Sé que no estoy a la altura por mucho que crezca. Sé que hay cosas que no van a cambiar y que no podré hacer que cambien. Se supone que son cosas que se reconocen con sólo verlas. Nuevas experiencias, nuevos retos. Jamás me conformo con nada, aunque lo tenga todo. ¿Y si tenerlo todo no significase nada para mí?
Para vosotros esto carecerá de todo sentido, pero realmente tengo la cabeza echa un lío.

Comentarios

Entradas populares de este blog