Hay gente que dice que las personas tristes son las que no salen de casa, las que prefieren leer, escribir, escuchar música o dibujar gente bailando antes que salir a beber y a no pensar. Hoy tengo que contradecir esa creencia. Una persona triste se deja llevar por los hilos de la rutina más fácilmente. Alguien feliz es capaz de elegir, y quien elige alegremente elige vivir, no sobrevivir. Y para vivir hay que sentir. Y siento decir que en un mundo tan frío como el nuestro es más fácil sentir a solas o en compañía limitada, con unos cuantos libros, música de fondo, un lápiz o un mechón de pelo entre los dedos, unos labios cerquita del cuello y muchas ganas de volar. Me siento sola entre tanta gente sin aliento ni alma, lo siento. No soy una persona triste, soy una persona que se ha cansado de fingir y confundir felicidad con ignorancia.

Comentarios

Entradas populares de este blog