Oh, no.



Voy a tener que huir de nuevo. Tengo que escapar de aquí si no quiero que tus voz suave atruene de nuevo mis oídos. Me paralizas y pierdo el control sobre mis nervios. Invertir demasiado tiempo y demasiadas ganas sin saber dónde deparará todo esto.
Aunque los momentos malos sean solo instantes y los momentos buenos duren un siglo, los malos siempre serán más. Más intensos, más recurrentes, más agobiantes, más drásticos y más caóticos. E imposibles de olvidar.
Aún hay pesadillas que mi mente no me cuenta. Me despiertan agitada en medio de la noche y hace como que nada ha pasado para que pueda seguir durmiendo, pero yo sé qué rostro tiene el monstruo que aparece en todas ellas. Y vuelve a aparecer al girar cada esquina. Me gustaría negar que lleva tu nombre, pero no puedo ignorar que susurra tus palabras.
Cuando el miedo está en otra piel que no es la tuya pero tu piel no puede separarse de la otra, ¿a quién culpas del caos?

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