quererse más que quererte.

Reinventarse y no dejar de crecer. Mirar a las musas con desprecio y correr hacia unos brazos con espinas. Dejarse perder en una canción de Led Zeppelin y que sea el corazón el que lleve el ritmo, que le den a los pies. Sembrar un libro, parir un árbol y escribir un hijo. Romper la cadena que ata el reloj a las horas y divagar en un sinsentido, y sentir la sinestesia del olor de un alma inerte. Y querer, y querer ese libro de Alberti publicado en 1978 manchado de café en la esquina superior derecha de todas sus hojas. Y aprender, aprender a no saber qué quieres y disfrutar de las contradicciones. Y sentirte cerca cuando estás lejos, y alejarme de ti cuando más cerca te quiera. Ser un globo y dejarme rozar por tus espinas afiladas. Y reinventarse y no dejar de crecer.
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