In memoriam.

La mano derecha que se enamoró del guante izquierdo.

No sé cuánto tiempo estuvimos así, inertes, uno enfrente del otro, mirándonos sin saber quiénes éramos y con la certeza de habernos conocido en otra vida. ¿Te acuerdas, verdad? ¿Tú también has pensado cada día en qué habría pasado si hubiésemos sido un poco más pacientes? El tiempo no perdona, y la inocencia impaciente tampoco. Tal vez sí éramos nosotros, pero no era el momento. Tal vez todo fue demasiado fuerte y nosotros éramos demasiado frágiles. Temía romperte si te miraba demasiado rato.

Volvería atrás, volvería dos años atrás en el tiempo, donde todo empezaba y me sentía bien. Todo encajaba como un puzzle de nubes en el aire. Ojalá el viento no hubiese venido tan fuerte. Me diría a mí misma que no te dejase escapar. (Qué ingenua, dejarte escapar, cómo si hubieses logrado irte alguna vez.)

Para el resto del mundo todo acabado, o tal vez nunca empezó. Pero aún siento tus pasos acercarse cuando voy por la calle, aunque estés demasiado lejos como para ver tu sombra. Aún recuerdo tus labios moverse con una voz rasgada de fondo. Aún recuerdo tus motes absurdos, tus ganas de comerte el mundo y tus ansias de volar. Siempre ansiabas volar, siempre demasiado alto. Y ese fue el detonante de tu desastre, batiste las alas demasiado rápido y todo fue demasiado lejos.

Comentarios

Entradas populares de este blog