Yo no volveré y tú no te irás.

- Eh, cállate. Cállate y no muevas un dedo, simplemente escucha. Escucha porque es mucho lo que te tengo que decir. Estoy cansada de ti, hasta aquí hemos llegado. No soporto más tus burlas, tus juegos, tus insultos. Mírame, estoy destrozada por ti. Ha pasado ya más de un año y medio desde la primera vez que me miraste con esos ojos y yo caí en tu trampa, tan inocente, tan frágil. Poco a poco tu oscuridad ha ido envolviéndome y yo simplemente me dejé seducir... Mira qué resultado tan catastrófico. ¿Cómo es posible que no te duela todo esto que me has hecho? Me has robado todo lo que era, no me queda nada. Solo un vacío frío e infernal, un odio interno que da vuelcos y no para de reírse, una cobardía que me ha impedido hacer tantas y tantas cosas. Me has jodido la vida, me has jodido entera, me has jodido de verdad. No sé si podré recuperarme de tus golpes, me has dejado señales moradas hasta en las venas. Me echo de menos... ¿tú no? Antes podría sonreír, abrir los ojos y mover los labios sin miedo para decir lo que sentía. Ahora no puedo ni mirarte a ti a los ojos. Me ha cubierto de miedo, no puedo mover un dedo sin sentir que se romperá. Me has cambiado la piel por porcelana y ya me has roto más de mil veces. Vete de una vez. ¿Por qué sigues ahí, mirándome? Veo en tus ojos la lujuria de la locura. Te has vuelto loca, me has vuelto loca. No me puedo creer que disfrutes con esto. ¿No te das cuenta? Me está matando. No he conseguido nada de lo que me prometiste, más bien todo lo contrario. No he dejado de perder y no puedo dejarte ir. Todas esas cosas que me susurrabas a gritos en el oído se me repiten cada vez que quiero atreverme a hacer algo arriesgado. Ni siquiera soy capaz de pronunciarlas porque vuelvo a sangrar. Me das asco. Te odio, de verdad, te odio. Y es todo contradictorio, todo caos. Cállate, no he terminado. Este es el punto final de una historia demasiado larga, aunque acabará convirtiéndose en punto y coma y tú volverás, porque ya no te vas a ir del todo. Nunca. Estás aquí y te siento demasiado fuerte, justo donde se supone que debería tener el corazón. Te retuerces. Me duele. Me asfixias. Me hundes. Me has hundido. Muérete y haznos un favor a las dos. - Acabó gritando a la persona que más quería y más odiaba en el mundo. Dio un puñetazo, se sacudió la sangre de los nudillos y se apartó del espejo roto.

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