Eco

Es imposible. No se puede vivir sin dejar huellas en el camino que hemos recorrido, sin modificar la cantidad de oxígeno en el aire, sin provocar un impacto en la tierra que pisamos por el peso que ejercemos. Cualquiera, por insignificante que se considere, es capaz de cambiar el transcurso de su vida, la dirección de sus palabras. La historia es nuestra, la escribimos nosotros, y no sabemos el poder que tenemos en nuestras manos.
No sirve de nada andar intentando no hacer ruido porque hasta el más mínimo suspiro es escuchado por alguien. No somos invisibles, no somos solo aire. Y no podemos controlarlo. Se nos escapa de las manos como una pluma que se lleva el viento y da igual cuánto corramos, porque ya se habrá ido. Las pequeñas decisiones generan grandes consecuencias que estamos obligados a asumir sin tener culpa. Y esto, no es una opción. Estamos encadenados a tantas cosas tan invisibles pero que pesan tanto, y esta es una de ellas.
Cada pequeño acto es un leve sonido que grita, y genera un eco que se escucha a dos mil millones de años luz de tu lugar actual. El mero hecho de despertar dos minutos más tarde puede salvarte la vida o hasta arrebatártela. Cada día es así, cada hecho depende de lo que ha pasado anteriormente y, por tanto, todo nuestro futuro depende del presente.
Mi pregunta es, ¿merece la pena preocuparse? Es demasiado peso a nuestras espaldas, demasiado peso que no podemos soportar ni tampoco desprendernos de él. Pero sí podemos borrarlo de nuestra conciencia.
¿Por qué preocuparnos de algo que no depende de nosotros? Dejemos que las cosas sigan su ritmo, olvídemos las consecuencias (en una medida razonable) y vivamos.
«La vida es aquello que te pasa mientras estas ocupado haciendo otros planes.» - John Lennon.

Comentarios

Entradas populares de este blog