Sshh...

Hay cosas buenas que llegan y no avisan. Que te ponen los pelos de punta mucho antes de llegar, que hace que en los segundos previos a su llegada te arda el estómago y que pierdas la noción del tiempo durante el rato que se queda. Y después, no puedes dejar que se vaya. Alargas la despedida a pesar de ser el momento más triste. Porque más triste que la despedida, es la ausencia. Es mejor estar triste contigo que feliz sin ti. Y es que sí, me refiero a ti. Tú eres esa cosa buena que llegó sin avisar, y que no pienso dejar que se vaya. Tú me pones los pelos de punta estando lejos, y cuando te veo llegar muero de nervios por dentro, y cuando estoy contigo vivo en una nube. La realidad se evapora, todo lo malo tiene menos impacto si te tengo aquí. Por eso… por eso no te vayas nunca. Alarguemos la despedida, por muy dolorosa que sea. Tú solo susurra esos “cinco minutos más”.

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