El porque es que no hay por qué.

Algo que me impulsó a volver a escribir, fue que pensé que tú me leías. Y ese fue mi error, porque yo no escribo para nadie que no sea yo misma. Y hoy me retracto, porque rectificar es de sabios, y no sé si seré sabia, pero no quiero ser una ignorante. Así que vuelvo a escribirme a mí. A escribir por el lujo de escucharme, para encontrar mi paz, para aclarar mis ideas y deshacer el nudo de pensamientos de mi cabeza. Hay tantas cosas por las que escribir, tantos motivos, tantas razones. Y tantas cosas sobre las que hacerlo, en tantos ámbitos y en tantos sentidos.
Usaré la palabra como medio para reflejar mi alma, lo intenté mirándome al espejo, pero no dio resultado. Ese espejo no reflejaba lo que yo sentía. Y el sentido del sentir es más relevante que el de la vista. 
Dedicaré a esto mi tiempo y mis ganas y, si nadie me lee, ya lo haré yo. Haré una lista con todas las cosas sobre las que quiero escribir, y la dejaré en blanco. Porque escribir, no es una afición, ni un oficio, ni algo que haya de hacerse porque te vengan las musas a susurrar. No. Escribir es una necesidad del alma. Y mi alma lo necesita.

Comentarios

  1. Es increíble que con tan solo 15 líneas se pueda conocer una persona. Me ha encantado. No pares de satisfacer y alimentar tu alma, por favor.
    Una vez dicho esto te dejo un link con un escrito mío en el que también se trata del mismo tema.(http://mipropiomundo.megustaescribir.com/2013/09/26/escribir-por-que/) Espero no molestar.
    Un beso,
    Ariadna.

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