¿Estoy soñando o he empezado a vivir?

Las cosas buenas de la vida, también llegan sin avisar. Es de terapia de choque observar las exageradas curvas del destino; así como un día llueve a mares y parece que jamás cesará, el sol brilla al día siguiente. Y no avisa. Pero hay que saber adaptarse a cada momento. Y aferrarse a los buenos, y hacerlos eternos. Y luchar porque los malos pasen rápido. Porque aunque las cosas (buenas y malas) llegan sin avisar, y a veces son irremediables, el futuro es nuestro y depende de nuestro presente. Y no debe suponer un agobio, sino un motivo de sonreír. Tú eres capaz de elegir si mañana llueve o sale el sol. Tú decides. Es tan sencillo como parece. Y es que todo depende del punto de mira, de la perspectiva con la que se mire. Y cuando encuentras el ángulo preciso, recuérdalo. Busca otros, por si acaso, porque está bien mirar de todas las formas posibles, pero recuerda con cuál te sentiste bien y búscalo siempre. Porque hoy puedo decir que la vida me sonríe. Pero no por azar; simplemente me devuelve lo que yo le dí primero.

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