Hoy ya no me quedan lágrimas que llorar.

Hoy ya no me quedan lágrimas que llorar, pero sí motivos. Motivos para llorar siempre sobran y jamás faltan, pero mi cuerpo hoy dijo «¡basta!» y me deja con la extraña sensación de querer llorar y no poder, con los sollozos sordos a flor de piel y una melancolía dentro que me desgarra las entrañas y me estremece.

Comentarios

Entradas populares de este blog