Compleja sencillez.

Puedo parecer de lo más sencillo del universo. Puede parecer que simplemente soy lo que aparento, que no hay nada más detrás, que todas mis sonrisas son sinceras, que todo lo que digo no tiene más significado que el aparente y que nada me quita el sueño.
Pero como nada es lo que parece, yo tampoco. 
En mi aparente y clara sencillez el caos se concierne. Nadie lo entiende (ni nadie se esfuerza por entenderlo). Hay tanto por ver, tanto por analizar, tanto por discutir detrás de que mi imagen refleja, que pocas personas alcanzar a conocer lo que realmente soy. Es más, ese número de pocas personas es exactamente cero.
Porque no, nadie, ni yo, ni tú que me lees, me conocerá realmente jamás. Ni hoy, ni mañana, ni ayer. Jamás. Y entonces, ¿qué? ¿Qué me queda? Si nunca nadie me conocerá, ni yo misma, ¿cómo sé qué camino coger sin equivocarme?
Tal vez la respuesta, sea no hacerse más preguntas.

Comentarios

Entradas populares de este blog