La gran euforia de redescubrirte cuando llevas un tiempo adormilada entre confusiones. Recordar que eres alguien más allá de eso que te duele, que existes fuera de lo que te nubla la mente y que tienes algo que ofrecer, y por encima de todo, eres. Recuperar la esencia.
La paz es un nudo que siempre vuelve a enredarse, y tú lo desenredas con la delicadeza de quien desnuda una flor
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